Por el camino se llevaron por delante a los patronatos de turismo, en general provinciales y que recibían apoyo tanto de la Secretaria de Estado de Turismo como de las correspondientes diputaciones, además de lo que aportaban los empresarios en especie. Los patronatos estaban gestionados de forma profesional y los partidos no se entrometían en su actuación.
Actualmente la gestión de todos –o casi todos– los entes de promoción está en manos del partido que gobierne en la zona y los antiguos gerentes han pasado a llamarse directores generales.
Todo funciona más o menos bien cuando las autoridades regionales y provinciales son del mismo partido, a veces del mismo grupo dentro del mismo partido, pero el acuerdo salta por los aires cuando no es así.
El choque más reciente es el que enfrenta al ente de promoción de la Costa del Sol, bajo mandato popular, y al Ayuntamiento de Marbella, donde un alcalde socialista gobierna en coalición. Costa del Sol afea a Marbella que vaya por su cuenta a las ferias y organice actividades promocionales, mientras que Marbella acusa a la Diputación, o más bien a su presidente, de actuar por motivos partidistas. Una pelea similar está teniendo lugar entre el gobierno regional valenciano y la Diputación de Alicante, último reducto del PP en su antiguo feudo.
En Balears han resuelto el asunto de la manera más razonable, transfiriendo la promoción a las Islas.
¿Quién tiene razón? Entre Booking, Expedia y el resto de los agentes que actúan en internet van a resolver la duda. Lo que el cliente busca es el destino: Benidorm, Marbella, Ibiza, Fuerteventura, o Madrid y Barcelona. El problema es únicamente de recursos.
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