Novedades en la gestión del historial de ubicaciones de Maps | GOOGLE

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Electronic Frontier Foundation (EFF) reconoce el avance que ha hecho Google al dotar de mayor control a los usuarios sobre los datos de su historial de ubicaciones en Maps, ya que dificultará las peticiones u órdenes de geovalla, pero creen que no es suficiente para entender que se trata de una victoria total ante una petición que llevan años realizando.

Google anunció la semana pasada una serie de novedades en la gestión del historial de ubicaciones en el servicio Maps, donde los datos de localización del usuario permiten acceder a funciones adicionales, como recomendaciones o recordatorios.

El historial de ubicaciones está desactivado por defecto, y potencia funciones como la línea temporal, que recuerda los sitios en los que ha estado en usuario. A partir del próximo año, la compañía tecnológica ha asegurado que esta información se guardará en el dispositivo móvil, para que el usuario tenga «más control sobre sus datos».

De esta forma, de manera predeterminada, los datos de localización, si la opción está activada, se almacenarán por detecto en el dispositivo del usuario y no en la nube, en servidores fuera de su control. Como complemento, los datos se eliminarán por defecto cada tres meses, y no cada 18, y será posible guardar una copia de seguridad en la nube que estará protegida con la encriptación de extremo a extremo.

Estas novedades, por otra parte, harán más difícil que Google pueda entregar los datos de ubicación de los usuarios a las autoridades, en lo que se conoce como orden o petición de geovalla, como destacan desde Electronic Frontier Foundation.

«Las órdenes de geovalla han sido posibles porque Google recopila y almacena datos de ubicación de usuarios específicos (que Google llama datos de 'Historial de ubicaciones') en una base de datos masiva llamada Sensorvault, que recibe cada año el 25 por ciento de todas las peticiones», señalan en una nota de prensa.

Activistas y organizaciones de la sociedad civil como EFF llevan años solicitando a compañía tecnológica como Google que sean más transparentes sobre la información que comparten con las fuerzas policiales, especialmente en Estados Unidos.

Las peticiones de geovalla solicitan información sobre usuarios que han realizado una determinada búsqueda vinculada a un hecho que se está investigando. Así, Google puede entregar un listado de direcciones IP que servirá para triangular la posición de los usuarios en los momentos previos. Se han utilizado como una forma de sortear las órdenes judiciales, obligatorias para acceder al historial de una persona concreta.

Por ello, desde EFF apuntan que las peticiones de geovalla "amenazan la privacidad y la libertad porque no sólo proporcionan a la policía datos confidenciales sobre individuos, sino que también podrían convertir a personas inocentes en sospechosas".

No obstante, desde la organización consideran que la victoria no es total, porque, como afirman, Google también recopila información de ubicación adicional, al margen de los controles establecidos por los usuarios.