«Queremos que el niño tenga un nombre inusual» dijo el padre del bebé de la criatura, Vladímir. Aseguró que la decisión «no necesariamente tiene referencias políticas». «En pocos años será un nombre poco común», agregó.
La noticia coincide con la reanudación de los contactos directos entre Moscú y Washington tras un paréntesis de tres años debido a la guerra en Ucrania. Hasta ahora, Rusia y EEUU han celebrado solo una reunión a nivel de ministros de Exteriores, pero sus contactos continuarán mañana en Estambul con participación de diplomáticos de alto rango.
Previamente, el aparente deshielo en las relaciones entre las dos potencias disparó las ventas de los libros sobre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en Rusia. El año pasado entre los nombres más inusuales que pusieron algunos rusos a sus hijos figuraban Lucifer, Sócrates y Romeo.
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