Según un comunicado de la AEP, tras revisar los documentos de sugerencias publicados en los últimos años, se ha determinado necesario actualizar las pautas, que serán divulgadas próximamente en un artículo en Anales de Pediatría y en la web del Plan Digital Familiar.
«En la actualidad ya nadie duda de que los medios digitales afectan a la salud a todos los niveles, y a cualquier edad», aseguró María Salmerón, coordinadora del grupo de trabajo de Salud Digital de la AEP. Salmerón recordó la alerta emitida en 2016 por la Academia Americana de Pediatría sobre este tema.
Impacto multifactorial en la salud
Los pediatras enfatizan que el impacto del uso excesivo de pantallas en la infancia y adolescencia es «multifactorial», afectando diversas áreas como el sueño, la alimentación, la actividad física, el riesgo cardiovascular, la fatiga visual y el volumen cerebral. Todo ello repercute en una reducción de la calidad de vida.
La nueva evidencia científica señala una fuerte asociación entre el tiempo que los padres pasan frente a la pantalla y el de sus hijos, especialmente durante las comidas y en el dormitorio. Estos estudios también relacionan ese tiempo de pantallas de los progenitores con la frecuencia de rabietas en los menores para llamar su atención.
Además, se confirman distintos impactos en el neurodesarrollo según la edad. Por ejemplo, usar un teléfono para premiar o distraer a niños de 1 a 4 años provoca que exijan los dispositivos para calmarse y se frustren si se les niega, dificultando el desarrollo de estrategias de autogestión.
En la adolescencia, los medios digitales aumentan la activación de la región límbica del cerebro y disminuyen la actividad frontal. La multitarea relacionada con las pantallas se asocia con peores resultados cognitivos, menor capacidad para filtrar distracciones, mayor impulsividad y disminución de la memoria de trabajo.
Nuevas recomendaciones por edad
Basándose en estos hallazgos, las nuevas recomendaciones de los pediatras son:
0-6 años: Desaconsejan completamente el uso de pantallas, sin considerar que exista un tiempo seguro de uso. Como excepción y bajo supervisión adulta, se puede usar para contacto social con un objetivo concreto.
7-12 años: Sugieren un tiempo de uso menor a 1 hora, limitar dispositivos con acceso a Internet, pactar límites de tiempo y contenidos, y priorizar actividades deportivas o relaciones presenciales en el tiempo libre.
13-16 años: Recomiendan dedicar menos de 2 horas a estos dispositivos, que los padres instalen controles parentales, y retrasar la edad del primer móvil inteligente con conexión a Internet.
Responsabilidad compartida
Si bien la función de la familia en la protección del impacto de las pantallas en sus hijos es importante, la AEP advierte que sería una «irresponsabilidad» que toda la responsabilidad recaiga sobre ellas.
Esto se debe al tiempo que los niños pasan en otros ámbitos como el sistema educativo y a que hay familias que carecen de la capacidad para llevar a cabo esta función por diversas circunstancias. Por ello, los pediatras urgen a las administraciones a aprobar medidas para luchar contra el uso excesivo de pantallas y consideran «pertinente» declararlo un «problema de salud pública». De lo contrario, advierten que «los menores de colectivos vulnerables serán los que tengan mayor afectación en la salud y el desarrollo».
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