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El accidente de la planta nuclear de Chernóbil, hoy en Ucrania, fue uno de los desastres ambientales más grandes de la historia. Alrededor de la planta se creó una zona de exclusión en la que en los últimos 38 años, la naturaleza se ha abierto camino sin la interferencia del ser humano.

También los animales han prosperado en la zona, y la ciencia estudia con interés cómo ha afectado la radiación a las distintas especies. Ahora, científicos estadounidenses, han descubierto que los lobos de Chernóbil han desarrollado una resistencia especial frente al cáncer, un hallazgo que podría ser clave en la lucha contra esta enfermedad en humanos.

La nueva investigación se presentó el mes pasado en la reunión anual de la Sociedad de Biología Integrativa y Comparada en Seattle, Washington (EE UU). Un equipo de investigadores de la Universidad de Princeton descubrió que los animales en la Zona de Evacuación de Chernóbil (ZEC) tienen sistemas inmunológicos genéticamente alterados que muestran resistencia al cáncer.

La ausencia de humanos permitió que la vida silvestre floreciera y prosperara en la ZEC, que contiene 11,28 milirem de radiación, seis veces la cantidad de exposición permitida para los trabajadores humanos. Osos pardos, bisontes, linces, zorros, castores, jabalíes, alces, ciervos, mapaches y más de 200 especies de aves habitan esta zona.

En 2014, Cara Love, bióloga evolutiva de la Universidad de Princeton, se propuso con un equipo de investigadores comprender cómo los animales han podido sobrevivir a la radiación que causa cáncer.

Love y su equipo tomaron muestras de sangre de los lobos y les colocaron collares GPS con dosímetros de radiación para obtener mediciones en tiempo real de dónde se encontraban y sus niveles de exposición a la radiación. "Obtenemos mediciones en tiempo real de dónde se encuentran y a cuánta radiación están expuestos", dijo Love.

Los investigadores examinaron las diferencias genéticas entre el ADN de los lobos mutados en el radio de 2.600 km cuadrados de la ZEC y los que se encuentran fuera de ella.

Los resultados mostraron que, a pesar de recibir dosis diarias de radiación potencialmente mortales, los lobos parecían notablemente resistentes a sus efectos.

Los análisis mostraron que varios de sus genes relacionados con el cáncer tenían nuevas mutaciones, lo que sugiere que habían evolucionado para proteger contra la radiación.

Se espera que el descubrimiento pueda allanar el camino para que los expertos identifiquen mutaciones en humanos que reduzcan el riesgo de cáncer.

Love dijo que debido a la pandemia de Covid-19 y la guerra en curso en Ucrania, ella y su equipo no han podido continuar su investigación, pero esperan que a largo plazo los lobos mutados puedan ayudar a descubrir formas de curar el cáncer en pacientes humanos.