El cerebro de las personas con esquizofrenia no es capaz de filtrar correctamente la información que le llega del exterior, lo que provoca una visión distorsionada de la realidad. Para estudiar el origen de esta anomalía, el equipo de investigación ha analizado mapas funcionales del cerebro generados con resonancia magnética de 87 personas con el trastorno de esquizofrenia y los ha comparado con mapas funcionales de 137 controles sin enfermedad.
A grandes rasgos, en el cerebro hay dos tipos de neuronas según su función: las activadoras (las más numerosas) y las inhibidoras. En estas segundas, en concreto en dos subtipos, los investigadores han observado una alteración que coincide con las zonas del cerebro afectadas en las personas con esquizofrenia. Así pues, los investigadores han podido comprobar que la distribución de las áreas que no funcionan de forma correcta en los pacientes que tienen la enfermedad coincide con la de las neuronas inhibidoras.
Estas neuronas se encuentran en todas las entradas sensoriales del cerebro: el sistema visual, auditivo, el gusto, el olfato y el tacto, así como en el sistema emocional -que gestiona las emociones- y en el área donde se desarrolla el pensamiento razonado y la parte encargada del lenguaje. Su disfunción provoca que las personas con esquizofrenia tengan una percepción distorsionada de la realidad y no puedan gestionarla de forma correcta.
Esta es la primera vez que se identifica este defecto como posible origen de la esquizofrenia, algo que abre la puerta al desarrollo de nuevos tratamientos centrados en la anomalía del comportamiento de las neuronas inhibidoras. «Esto puede explicar casi toda la constelación de síntomas de la esquizofrenia», ha explicado el doctor autor principal del trabajo y director de investigación de la Unidad de Resonancia Magnética del Hospital del Mar, Jesús Pujol.
Actualmente, los tratamientos existentes son efectivos, pero alteran la función global del cerebro y afectan a la capacidad de la persona en su día a día. Según la doctora del mismo hospital Anna Mané, el estudio da paso a la posibilidad de que nuevos tratamientos engloben «la totalidad de los síntomas asociados a la enfermedad, con una baja incidencia de efectos secundarios».
La esquizofrenia es un trastorno mental que afecta a 24 millones de personas en el mundo y, en Cataluña, un 1 % de la población sufre esta enfermedad, cuyos síntomas son alucinaciones, ideas delirantes, alteración de la conducta o trastornos del movimiento. También puede derivar en aislamiento social, pérdida de respuesta emocional y de la intensidad de la expresión.
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