Tal y como recoge en un reportaje el Mirror, esta partícula del espacio exterior tenía niveles de energía 244 millones de veces superiores a los de los aceleradores más potentes jamás fabricados por humanos. La misteriosa partícula ha sido llamada Amaterasu, en honor a la diosa del sol en la mitología japonesa.
Sin embargo, más de dos años desde que golpeara la Tierra, su origen y naturaleza exacta siguen sin estar claros. Amaterasu es el foco de una importante investigación dirigida por el profesor académico japonés Toshihiro Fujii.
Fujii dice que los rayos cósmicos son partículas cargadas de energía que provienen de fuentes galácticas y extragalácticas. Sin embargo, los rayos cósmicos con tanta energía son excepcionalmente raros.
Pueden alcanzar más de 10 elevado a 18 electronvoltios o un exaelectrónvoltio (EeV), que es aproximadamente un millón de veces mayor que el logrado por los aceleradores más potentes jamás fabricados por humanos.
En busca de estos rayos espaciales, el profesor Fujii y un equipo internacional de científicos han estado llevando a cabo el experimento Telescope Array desde 2008.
Este detector de rayos cósmicos especializado consta de 507 estaciones de superficie centelleadoras, que cubren un área de detección de 700 kilómetros cuadrados en Utah, Estados Unidos. El 27 de mayo de 2021, el equipo de investigación detectó una partícula con un "enorme" nivel de energía de 244 EeV.
John Matthews, profesor investigador del Departamento de Física y Astronomía de la Universidad de Utah en Estados Unidos, dijo: "Las partículas tienen tanta energía que no deberían verse afectadas por los campos magnéticos galácticos y extragalácticos".
"Deberíamos poder señalar de dónde vienen en el cielo. Pero en el caso de la partícula 'Oh-Dios-Mío' y esta nueva partícula, se rastrea su trayectoria hasta su fuente y no hay nada con suficiente energía para haberla producido. Ese es el misterio de esto: ¿qué diablos está pasando?", se pregunta el experto estadounidense.
El profesor Fujii también expresó su sorpresa: "Cuando descubrí por primera vez este rayo cósmico de energía ultraalta, pensé que debía haber habido un error, ya que mostraba un nivel de energía sin precedentes en las últimas tres décadas". Comparó su nivel de energía con el rayo cósmico más energético jamás observado, la partícula 'Oh-Dios-Mío', detectada en 1991 con una energía estimada de 320 EeV.
El equipo nombró a la partícula Amaterasu, en honor a la diosa del sol que, en las creencias sintoístas, jugó un papel clave en la creación de Japón. El profesor Fujii cree que la partícula Amaterasu podría ayudarnos a comprender los orígenes de los rayos cósmicos, escribió en la revista Science.
"No se ha identificado ningún objeto astronómico prometedor que coincida con la dirección desde la que llegó el rayo cósmico, lo que sugiere posibilidades de fenómenos astronómicos desconocidos y orígenes físicos novedosos más allá del Modelo Estándar", dijo el experto.
"En el futuro, nos comprometemos a continuar operando el experimento Telescope Array, mientras nos embarcamos, a través de nuestro experimento mejorado en curso con sensibilidades cuádruples, denominado TAx4, y observatorios de próxima generación, en una investigación más detallada sobre la fuente de esta partícula extremadamente energética", concluye Fujii.
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