La cinta del autor de Manhattan y Annie Hall, entre otras, llega, como siempre en los últimos años, envuelta en una polémica que nada tiene que ver con el cine por su supuesto abuso sexual a su hija adoptiva Dylan Farrow en 1992, acusaciones vertidas por la propia Mia Farrow que no prosperaron y sobre las que pesan dudas de veracidad.
A pesar de la exoneración de Allen en los 90, el eco de los hechos, impulsados por el testimonio de la propia Dylan Farrow, han provocado que Allen entre en una lista de cineastas con los que parece mejor no juntarse, provocando no solo que se haya tenido que marchar de su querida Nueva York para trabajar (su última cinta, por ejemplo, se ha rodado en París) y que no se le acepte en varios festivales como Cannes, donde fue rechazado. En Venecia participa en la sección no oficial con esta comedia negra sobre la supuesta perfección del amor burgués.
Por su lado, Coppola, reconocida cineasta e hija del también realizador Francis Ford Coppola, compite por el León de Oro del festival con Priscilla, adaptación de Elvis and me, las memorias de la pareja de Elvis Presley publicadas en 1985 y que relatan la turbulenta relación entre los dos.
La propia Priscilla Presley estuvo en la proyección y se sintió emocionada al recordar su vida y relación con el rey del rock, sobre el cual exclamó que «nunca nos abandonamos». La actriz Cailee Spaeney es quien se pone en la piel de la propia Priscilla y a las órdenes de la autora de Lost in Translation, cinta que acaba de cumplir 20 años.
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