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Laura Escanes vivió en la tercera entrega de El desafío su prueba más agobiante hasta el momento. La influencer debía conducir por la 'Pasarela al infierno', una gran estructura desnivelada de 17 metros de largo en el que en muchos puntos el coche se queda a tres ruedas mientras se sigue avanzando.

La influencer ya había advertido su inseguridad con los vehículos y, por tanto, con este desafío: "Solo con aparcar en el garaje de mi casa ya me pongo mala". Pese a todo, Escanes logró enfrentarse a sus miedos y se superó a sí misma en los ensayos.

No obstante, cuando parecía que ya dominaba el reto, las malas condiciones del tiempo que había el día de la grabación, con lluvia incluida, elevaron la dificultad de la prueba y pusieron en riesgo el desarrollo de la misma.

Este contratiempo provocó que la estructura de madera por la que Escanes debía conducir se mojara, así como las ruedas del coche que debía conducir, por lo que el vehículo tendía a resbalarse y se complicaban los tramos ascendentes de la pasarela.

Ante el extremo recorrido al que se enfrentaba, la creadora de contenido acabó estresándose e, incluso, soltando unas cuantas lágrimas por los nervios. "¡Ay Dios mío! Ay, ay, ay", expresó Roberto Leal al escuchar cómo crujía la estructura y chirriaban los neumáticos.

Finalmente, Laura Escanes consiguió superar el reto y obtuvo una valoración muy positiva por parte del jurado, que señalaron la buena realización de la prueba a pesar de las dificultades.