Son algunos de los datos, aún provisionales, del proyecto Mindcovid que ha expuesto este viernes su investigador principal, Jordi Alonso, director del programa de investigación en Epidemiología y Salud Pública en el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y subdirector científico del CIBER en Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) del Instituto de Salud Carlos III.
Con datos de más de 9.000 sanitarios de 18 hospitales, más de 2.500 pacientes con covid y sus contactos, y 3.500 personas como muestra de la población general, una primera parte del proyecto reveló hace un año cómo el 45,7% de los profesionales estaba en riesgo alto de sufrir algún tipo de trastorno mental después de trabajar en la primera ola.
Un 3,5% llegó incluso a tener ideas suicidas, más del triple de la media del resto de la población. Casi un 15% sufría un trastorno mental discapacitante que les repercutía negativamente en su vida profesional y social; el problema más frecuente en la primera ola era la depresión (28,1%), seguida de ataques de pánico (24%), ansiedad (22,5%) y estrés postraumático (22,2%), valores que prácticamente duplican a los de la población general (11,2%; 9,8%; 10,9% y 9,5%).
Mujeres, sanitarias y jóvenes: las más afectadas
Mujeres sanitarias jóvenes, personas con problemas mentales anteriores u hospitalizados por covid son los colectivos más afectados en su salud mental por los estragos de la pandemia, tal y como ha desvelado el investigador en el marco de la X Reunión del Centro Nacional de Epidemiología y la Sociedad Española de Epidemiología.
Dos de cada tres sanitarios, el 67,7%, seguía padeciendo esos trastornos en la segunda, llegada en el verano de 2020; los factores de riesgo que predisponen a su aparición y persistencia son los cambios en el trabajo y estrés ligado a relaciones interpersonales, la salud personal y de las personas más próxima, y las dificultades económicas, ha explicado Alonso.
Tras un seguimiento de nueve meses, y ya de pleno en la tercera ola de las navidades de 2020, los datos del estudio, aún sin ponderar, apuntan que el problema "no ha bajado, sino que se ha mantenido en niveles muy altos", aunque se haya apreciado una tendencia al descenso en sanitarios pero de un aumento en los demás ciudadanos.
Así, en la tercera ola, el porcentaje de sanitarios en riesgo de sufrir trastornos mentales era del 37,3% frente al 26,4% del resto de la población. Lo mismo ha ocurrido con el desgaste profesional o "burnout", más frecuente en las mujeres (52,9% frente al 43,2% de los hombres), aunque al año las cifras habían bajado al 46,3% y 35,8%, respectivamente.
Pensamientos suicidas
Durante la primera ola, las ideas suicidas en sanitarios también doblaron a la población general: el 8,4% las tuvo frente al 4,5% del resto. El 3,5% pensó activamente en el suicidio y el 2,7% elaboró un plan, cifras que se reducen al 1,8% y 1,1%, respectivamente, en la población general.
A modo de conclusión, el investigador ha destacado el impacto negativo de la pandemia en la salud mental de los profesionales sanitarios y la necesidad de mitigar los factores de riesgo para evitar su desgaste.
Y ha avisado de que las necesidades de acceso a la atención en salud mental aumentará aunque el sistema sanitario esté sobrecargado, lo cual supone un reto para su sostenibilidad y mejora, al tiempo que ha planteado la monitorización de la salud mental de las poblaciones vulnerables tras la pandemia y estudiar sus determinantes.
3 comentarios
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FénixCuanto victimismo, como paciente he visto a muchos que se lo han currado, pero muchos que abría que controlarlos de cerca, que todos están dispuestos a colgarse medallas.
Hola Resignado. Me parece que la noticia no dice por ningún lado que solo los sanitarios estemos padeciendo las consecuencias de la pandemia. Simplemente hace ver que lo estamos sufriendo especialmente, en relación a la población general. Los sanitarios, (y no solo los sanitarios, también los policías, bomberos, etc...), también somos personas, también sufrimos angustia, miedo, frustración, también tenemos ganas de que esto pase de una vez. Pero además de esto, queramos o no, tengamos la opinión que tengamos al respecto, tenemos que convivir y trabajar con el bicho ahí, y mientras hacemos nuestro trabajo lo mejor que podemos, tenemos que lidiar con personas descontentas y hartas, muchas de las cuales vuelcan su frustración en nosotros, como si nosotros tuviéramos la culpa de lo que está pasando (no digo que sea tu caso para nada, ya que no nos conocemos). Ninguno queremos ninguna medalla, ni aplausos, ni nada de esto, pero sí, al menos, que la sociedad entienda que somos personas, no máquinas, y que sí, lo estamos pasando mal. Todo el mundo lo está pasando mal, pero nosotros, especialmente. Un saludo.
Solo los sanitarios? En serio?