Aunque es relativamente habitual que un objeto genere lo que se denomina bólido, un meteoro muy brillante caracterizado por crear una huella luminosa a su paso tras cruzar la atmósfera terrestre, la bola de fuego que surcó el cielo de España la noche de este domingo fue la desintegración de un satélite. El Starlink que la compañía SpaceX puso en órbita el 24 de enero de 2021 para proporcionar comunicaciones de Internet sobre España generó una espectacular bola de fuego que ha podido ser vista desde múltiples puntos del país.
Dicha bola de fuego ha sido grabada por los detectores que la Red de Bólidos y Meteoros del Suroeste de Europa (Red SWEMN) opera en distintos observatorios del país, que trabajan en el marco del Proyecto SMART, coordinados desde el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC). El análisis del investigador principal del proyecto SMART, José María Madiedo, del IAA-CSIC, en el que se han incluido también los datos proporcionados por algunos de los testigos, ha permitido determinar que el satélite que originó la bola de fuego entró en la atmósfera terrestre a una velocidad de unos 27.000 kilómetros por hora a las 23:00 horas de ayer 23 de enero.
Se trataría, ha explicado el experto, de un satélite Starlink, con una masa de unos 260 kilos, que la compañía SpaceX puso en órbita el 24 de enero de 2021 con el fin de proporcionar comunicaciones de Internet. El brusco rozamiento con la atmósfera a esta enorme velocidad hizo que el objeto se volviese incandescente, generándose así una bola de fuego que se inició a una altitud de unos 100 kilómetros sobre un punto situado al norte de Marruecos, casi en la frontera con Argelia.
Desde allí avanzó en dirección noroeste y a lo largo de su trayectoria el satélite fue fragmentándose, por lo que pudieron verse varias bolas de fuego avanzando en paralelo al volverse incandescentes cada uno de estos fragmentos. Según la información de la que se dispone en estos momentos, la bola de fuego habría atravesado toda la Península y finalmente habría llegado hasta Asturias, donde habría finalizado su trayectoria sobre el mar Cantábrico.
Por tanto, cualquier posible fragmento del satélite que hubiese sobrevivido a su brusco paso a través de la atmósfera terrestre habría caído al mar. No obstante, Madiedo ha apuntado que el caso está aún en estudio por si nuevas informaciones pudiesen servir para obtener más datos.
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