En esta obra revela que la muerte de su hermano hace 22 años exactos se produjo tras «9 o 10 pastillas» de Tranxilium para poder dormir después de tomar coca base. Llevaba 7 meses sin consumir nada y acababa de pedir el alta de una clínica a la que había entrado por su propio pie. Aquel desliz, razona el autor en el libro, era probablemente el «premio» que se otorgaba por hacer las cosas bien. «Mi hermano tenía un problema. Reconociéndolo, acudió a un médico pronto y se puso en tratamiento. Luchó muchísimo para mejorar y a las pruebas me remito. Una persona que solo hubiese sido consumidora de sustancias no habría hecho esa carrera de 20 años ni esos temazos que siguen de actualidad», defiende en una charla con Efe junto al resto de Los Secretos, esto es, Ramón Arroyo y Jesús Redondo.
La noticia del cadáver hallado en un portal del madrileño barrio de Malasaña corrió como la pólvora. Se llegó a publicar que lo habían encontrado con una jeringuilla clavada en el brazo o que su muerte no fue accidental. «Incluso periodistas de gran nombre dijeron que se había muerto de una sobredosis de heronía, cuando nosotros no teníamos ni el informe del forense», protesta aún hoy. «Yo había mantenido silencio por respeto a mi sobrina, a su madre y a mis padres. No quería remover lodos. Me pareció tan injusto tener que dar explicaciones... Pero con el tiempo cogí confianza en mí mismo y me vi preparado. Necesitaba un testimonio veraz, porque no me veía representado ni que fuese la realidad de lo que pasó lo que se contaba en libros anteriores», insiste.
Para redignificar su memoria, en 2019, al cumplirse dos décadas del fallecimiento, Los Secretos organizaron un gran concierto en el Wizink Center de Madrid con invitados como Miguel Ríos, Amaral, Andrés Suárez, Manolo García, David Summers o Rozalén, que ve la luz este mismo viernes como el CD+DVD «Desde que no nos vemos» (Universal Music). «Yo me emocioné muchísimo por la gente y los invitados, que eran en realidad amigos, mostrando su cariño y respeto. Estaré en deuda con ellos toda mi vida», destaca Urquijo de aquella cita en la que el 100% de las canciones llevaban su sello, véase: «Hoy la vi», «Y no amanece», «Aunque tú no lo sepas», «Ojos de perdida» «Sobre un vidrio mojado» o, claro, «Déjame».
Cuenta Urquijo en su libro que la historia de Los Secretos, que en sus albores como Tos había padecido ya la muerte de José Enrique Cano, alias Canito, y luego la de su sustituto, Pedro Antonio Díaz, ha sido un relato «de supervivencia». «Y también de dejarnos llevar. Nunca ha habido planes a largo plazo. El disco de homenaje a mi hermano, 'A tu lado' (2000), lo hicimos con todo el respeto y cariño, pero nadie había pensado en las hipotecas que se quedaban sin pagar, las deudas y el dinero para los estudios de mi sobrina», rememora sobre el balón de oxígeno que aquello supuso para resolver todas las eventualidades. En ese punto, la biografía hace un pequeño ajuste de cuentas con dos de sus exrepresentantes, como cuando recuerda que Pedro Caballero les puso una demanda para embargarles la casa por una deuda con Enrique, o que Óscar Ruiz vendió sin su permiso sus primeras maquetas. Se aborda con naturalidad asimismo el proceso de relevo al frente del micrófono. «Nadie mejor que Álvaro para defender esas canciones, que en parte también eran suyas», apunta Arroyo durante la entrevista. «Además, en la última época de Enrique, casi la mitad del repertorio lo cantaba él», apostilla Redondo.
En «Siempre hay un precio», Urquijo relata asimismo lo duro que fue su tratamiento contra la hepatitis C por los efectos adversos de la medicación. «Lo positivo fue que me curé de la enfermedad y de ese estado en el que no podía trabajar. Lo recuerdo como un túnel del terror en el que no dormía y pensaba que todo el mundo me perseguía», cuenta. Pero en general en esas poco más de 300 páginas, escritas en un estilo ágil, predomina el tono positivo y se da a cada miembro de Los Secretos el lugar que merecen en la historia del grupo, hasta llegar a su último disco, «Mi paraíso» (2019), y la pandemia, cuando «A tu lado» se convirtió en un himno de resistencia y compañía. ¿Qué pasará de aquí en adelante? «Igual podemos retomar parte del repertorio de 'Mi paraíso' o hacer un disco nuevo dentro de un año. Nosotros vivimos a seis meses vista y nunca sabemos lo que puede pasar», responden.
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