Britney Spears. | INA FASSBENDER - PHOTOGRAPHER -

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La Corte Superior de Los Ángeles ha denegado una petición para destituir al padre de Britney Spears como cotutor del patrimonio de la cantante estadounidense, que seguirá al frente de las finanzas de la artista «al menos por ahora», según los documentos al respecto.

Esta decisión judicial es el resultado de una audiencia celebrada el pasado noviembre y no tiene efectos sobre la declaración de Britney Spears de la semana pasada, en la que pidió terminar con la tutela legal y que aún no ha recibido respuesta.

De acuerdo con fuentes citadas por la cadena CNN, el abogado de la artista, Samuel Ingham, estaría preparando una petición formal para poner fin a la tutela que controla la vida de Britney Spears desde hace trece años.

De momento, el padre de la cantante, Jamie Spears, deberá compartir la supervisión del patrimonio de la artista junto a Bessemer Trust, un fondo de inversión que el abogado de Britney Spears designó para sustituir al padre, algo que el juzgado denegó.

La fortuna de Spears está valorada en 60 millones de dólares (unos 50,6 millones de euros al cambio actual).

En la actualidad, la tutela legal está divida en dos partes: el ámbito financiero, controlado por Jamie Spears y Bessemer Trust, y el aspecto personal y médico, tutelado por la abogada Jodi Montgomery.

A pesar de que el padre ha ejercido de tutor legal desde 2008, en otoño de 2019 la corte de Los Ángeles designó a Montgomery como tutora temporal sobre los aspectos personales de la cantante, después de que Jamie Spears citara motivos de salud para apartarse.

En una audiencia posterior en 2020, el abogado de Britney Spears solicitó que Montogomery continuara ejerciendo ese papel, ya que la cantante expresó su «fuerte oposición» a que su padre volviera a controlar las decisiones de su vida privada y pública.

«Esta tutela está pagando el sueldo de mucha gente. Estoy harta», aseguró la artista la semana pasada durante una declaración telefónica repleta de afirmaciones contundentes como «no soy feliz», «no puedo dormir» y «me sentí drogada».

Se trató de la primera vez que la intérprete de «Toxic» se opuso a la tutela legal que controla su vida por una decisión judicial que se remonta al año 2008, tras una etapa de comportamiento errático.

«Quiero mi vida de nuevo», imploró la estrella, quien cuestionó que realmente haya estado incapacitada desde 2008, si entre 2013 y 2017 estuvo protagonizando otro espectáculo en Las Vegas (EE.UU.) que ingresó millones de dólares, además de grabar discos y actuar en galas.

Por su parte, Jamie Spears pidió en las últimas horas al juzgado de Los Ángeles que investigara las denuncias formuladas por la artista y se defendió al asegurar que desde 2019 no tiene poder sobre las decisiones personales de Britney Spears.

El conflicto abierto entre la cantante y su padre ha generado un movimiento en las redes sociales de apoyo a la que fuera una de las artistas estadounidenses más populares de finales del siglo pasado.

El lema «#FreeBritney» (Libertad para Britney) ha tomado impulso este año tras el estreno del documental «Framing Britney», una cinta elaborada por el diario «The New York Times» que repasa los aspectos más controvertidos de la carrera de la artista.