La criptomoneda vive momentos inciertos.

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Los expertos financieros alertan del descalabro nunca visto del bitcoin, las criptomonedas más populares que parecían ser el futuro por el que pasaran los mercados a un plazo no muy lejano, y que tras la decisión de China de prohibir que las instituciones financieras y de pago brinden servicios de criptomonedas puede estar escribiendo su epílogo. Los gigantes del sector registran en las últimas horas pérdidas de decenas de miles de dólares y la volatilidad aumenta en los parqués de medio mundo.

El veredicto de Pekín alejándose de las criptomonedas como valor de futuro es la guinda de un pastel que empezó a cocinarse hace unas pocas semanas, con la presencia del dirigente de Tesla, Elon Musk en la televisión norteamericana, curiosamente, en un programa de humor. Allí, entre risas, bromeó sobre la viabilidad de este negocio, en el que su matriz ha invertido cientos de miles de millones.

No es del todo novedoso que el fundador y consejero delegado de Tesla confunda al mercado sobre el 'inventario' de bitcoins de la compañía. Sin embargo, a las reticencias poco disimuladas a las criptomonedas de importantes actores de los grandes flujos financieros como la Reserva Federal o el Banco Central Europeo (BCE) se le unen ahora los obstáculos que el gigante chino impone a su circulación.

La derivada directa es la caída del precio de las acciones de los grandes del sector, que en un día ha perdido un 40 por ciento con respecto a sus máximos históricos. Numerosos analistas han coincidido en señalar en los últimos tiempos que uno de los grandes problemas aparejados al uso de bitcoins es el exagerado gasto de energía que su funcionamiento requiere, y por ello se les califica de poco eficientes.

El propio Musk ha afirmado estar preocupado por el creciente uso de combustibles fósiles, especialmente carbón, para generar la energía que exige el minado de bitcoines. Cree que las criptomonedas son una «buena idea» con un futuro prometedor, pero subrayó que su desarrollo no puede acarrear un gran coste medioambiental.

El pasado domingo, la criptodivisa más usada volvió a sufrir una fuerte corrección tras otro tuit de Musk que algunos interpretaron como un indicio de que Tesla había vendido o se disponía a hacerlo de forma inminente los bitcoines que había comprado en febrero, un extremo que ha negado la compañía en las últimas horas.