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En 1950, el matemático e informático teórico británico Alan Turing se preguntó si las máquinas pueden pensar. Puede que no fuera la primera vez que alguien se cuestionó eso, o incluso tampoco el primero en formular la pregunta en voz alta. Pero sí fue pionero en poner a prueba a un aparato para ‘medir su inteligencia'.

Entonces propuso el experimento que hoy se conoce como el Test de Turing: una prueba en la que un interrogador determinaba qué jugador era un ser humano y cuál era una máquina, mediante una serie de preguntas escritas. La intención era intentar definir un estándar por el cual se pudiera conocer si una máquina podía ser llamada "inteligente".

El matemático es considerado el padre de la inteligencia artificial y, a pesar de las muchas críticas que recibió su experimento, este todavía se sigue realizando en la actualidad para comprobar qué programa informático es más parecido al razonamiento de un humano.

¿Qué vino después? A partir de ese momento, se empezaron a desarrollar diferentes sistemas. En 1964 nació ELIZA, que se convertiría en la primera máquina capaz de hablar y tener una conversación utilizando el procesamiento del lenguaje natural.

Esta tecnología fue evolucionando hasta tal punto que en 1984 el chatbot RACTER escribió el libro ‘La barba del policía', aunque no fue publicado como tal. No fue hasta 1998, cuando se incluyó la inteligencia artificial, en su fase beta, a un chatbot que utilizó la IA aplicada a la síntesis de voz creada por Creative.

Poco después se trabajó en las voces digitalizadas y apareció Dr. Sbaitso, un chatbot “psicólogo” que contaba con una voz digital expresamente diseñada para hablar con los usuarios.

En el año 2000 se desarrolló Elbot, y junto a él, los sistemas de chatbots que conocemos actualmente. Elbot estaba diseñado para entretener a los humanos mediante el humor. Fue la base mediante la cual se crearon los asistentes virtuales que conocemos hoy, como Siri (2010) o Alexa y Cortana (2015). Dichos sistemas reconocen los comandos de voz, crean recordatorios y responden a preguntas cada vez más complejas.

Los chatbots tienen cada vez más protagonismo dentro de nuestras vidas, desde el hogar a la atención al cliente -esto último ha avanzado especialmente debido a la crisis sanitaria-.

Hace ya ocho años se estrenó en cines la película HER y fuimos espectadores de una utopía no muy lejana a nuestra vida de hoy. Tal vez todavía el ser humano no está preparado para enamorarse de un sistema informático, pero sí está capacitado para que forme parte de su día a día y, que incluso esté presente en muchas de las tareas cotidianas que realizamos, como es la recomendación de música o tomar nota de una cita.

En la película, observamos cómo el asistente basado en inteligencia artificial, Samantha, es capaz de conocer al protagonista mejor que su propia exmujer, porque está diseñado expresamente para satisfacer las necesidades del usuario. En nuestra realidad lo hacen Siri o Alexa, proponiéndonos la música o los contenidos que saben que nos van a gustar.

En lo que respecta a las empresas, esta tecnología cada vez se implementa en más canales y de forma más sofisticada. Los usuarios ya no se conforman con estar limitados a los métodos de comunicación básicos, como puede ser el envío de un email, sino que quieren interactuar con la tecnología a través de un amplio número de canales.

De hecho, según un estudio de Gartner, la inteligencia artificial será una de las principales inversiones que realizarán las empresas para mejorar la experiencia del cliente durante los próximos años. Además, según dicho informe, hasta el 47% de las organizaciones utilizará chatbots para la atención al cliente y el 40% contará con asistentes virtuales.

“La forma en la que nos comunicamos ha experimentado grandes cambios en estos últimos años, tanto entre familiares y conocidos, como la relación entre cliente y empresa. Una evolución que se debe en gran parte a la tecnología y a la inteligencia artificial aplicada a la transcripción de voz a texto y a los chatbots de voz. Una comunicación, cada vez más personalizada y que, sobre todo, aplicada a soluciones dentro de la empresa nos ayuda a tener un gran impacto en el customer journey y la experiencia de los usuarios”, afirma Nacho Gines, director de Producto de masvoz.

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