A mediodía Garisoain, acompañado por el presidente de la banda, José Andrés Palacios, se ha asomado al balcón principal de la Casa Consistorial, desde donde ha prendido el cohete, decorado de color rojo y con las imágenes de San Fermín y el escudo de Pamplona. Al unísono han dado inicio a las fiestas al grito de: «Pamplonesas, pamploneses, viva San Fermín, iruindarrak, gora San Fermín».
Una plaza abarrotada de personas, que desde horas antes se han ido congregando mostrando su disposición a meterse de lleno en la fiesta, han saludado con entusiasmo su presencia y han secundado los vivas al santo, tras lo que, como dicta la tradición, se han anudado al cuello los pañuelos rojos, de los que muchos no se desprenderán hasta el 14 de julio.
Por razones de seguridad el Ayuntamiento había prohibido acceder a la plaza con envases de vidrio, palos y banderas o telas de gran tamaño, pese a lo que se ha podido ver una pancarta en contra de la dispersión de los presos y varias banderas, entre ellas una ikurriña de grandes dimensiones.
Las autoridades, encabezadas por el alcalde de Pamplona, Enrique Maya, e invitados que han seguido desde los balcones y el interior de la Casa Consistorial el lanzamiento del chupinazo igualmente, y superada la tensión generda por el incidente se han sumado a la fiesta que ha comenzado con una temperatura cercana a los 30 grados.
Tras ese momento, que la mayoría de los integrantes de La Pamplonesa han vivido en el zaguán de la Casa Consistorial, la banda ha interpretado su tradicional primera pieza, la «Biribilketa» de Gainza. A partir de ahora regresa a la calle, su escenario natural en Sanfermines.
Aunque todas las miradas estaban fijas en esa plaza, ese no ha sido el único escenario en el que se ha vivido con intensidad el chupinazo, ya que miles de personas lo han seguido en directo a través de cinco pantallas gigantes de televisión instaladas en la ciudad.
Ese ha sido el arranque oficial de una fiesta que para muchos ha comenzado horas antes, con los tradicionales almuerzos que han llenado bares, peñas y calles de la capital de mesas repletas de personas ya vestidas de blanco.
Allí han comenzado a coger fuerzas para 204 horas de fiesta con actividades en la calle para todas las edades y el apoyo de un programa oficial, con 496 citas que tiene como imagen el cartel «Ayer soñé un 6 de julio», de Edurne Taínta, una obra elegida por votación popular.
Disfrutar la fiesta desde el respeto y el rechazo de la violencia sexista es el mensaje que se ha lanzado desde las diferentes instituciones, en especial el Ayuntamiento, que han previsto un dispositivo de seguridad y sanitario encaminado a lograr que las «mejores fiestas del mundo», en palabras del alcalde, sean «divertidas, alegres, sanas y seguras».
En ese sentido el dispositivo de seguridad, integrado por más de 2.600 agentes y que como novedad cuenta con policías a caballo, incorpora también agentes especializados de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer de la Policía Nacional para prevenir acciones contra la libertad e integridad sexual.
A la espera de los encierros que comienzan este domingo 7 de julio, la plaza de toros acoge este sábado un festejo de toros de El Capea, de San Pelayo de Guareña (Salamanca), para los rejoneadores Pablo Hermoso de Mendoza, Leonardo Hernández y Roberto Armendáriz.
La banda norteamericana Hot 8 Brass Band, una de las formaciones referentes de este estilo, protagonizarán este sábado el primer concierto nocturno del ciclo dedicado a las músicas del mundo, mientras que Efecto Mariposa y Soraya abrirán los conciertos de la plaza de los Fueros.
El interés internacional de las fiestas se refleja en el número de periodistas acreditados para cubrir los diferentes eventos, con 160 profesionales de 40 medios para cubrir el chupinazo, una cifra superada por el encierro, la cita que suscita un mayor interés con 389 personas de 121 medios.
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