De acuerdo con el rotativo neoyorquino, que citó «fuentes conocedoras de los planes» de la empresa, Apple habría elegido al contratista chino Quanta Computer Inc. para producir el nuevo Mac Pro en una de sus plantas en Shanghái, próxima a otras fábricas que ya crean productos para Apple.
El Mac Pro, cuyo último modelo fue presentado en la conferencia de desarrolladores WWDC19 que la empresa celebró a principios de junio en San José (California, EEUU) es un modelo de ordenador pensado fundamentalmente para profesionales del diseño y la edición de vídeo, y cuesta 6.000 dólares.
Se trata del último gran dispositivo que Apple todavía fabricaba en EE.UU. -aunque al tratarse de un producto de lujo, la producción es muy reducida- y la empresa de Cupertino ha decidido trasladar su fabricación en un momento de máxima tensión comercial entre EEUU y China y pese a la posibilidad de que se incrementen los aranceles.
La semana pasada, la compañía que dirige Tim Cook pidió por carta al Gobierno de EEUU que no aplique nuevos aranceles a las importaciones de China ,que afectarían a productos como los teléfonos iPhone, ya que, aseguró, «reducirían» su contribución a la economía nacional.
Además del iPhone, Apple recordó que fabrica la mayoría de sus productos de hardware en China, como las tabletas iPad, ordenadores Mac, auriculares AirPods, reproductores digitales AppleTV y las baterías y otros componentes usados para «reparar productos en Estados Unidos».
En la misiva, dirigida al representante de Comercio Exterior de EEUU, Robert Lighthizer, Apple le pidió que «no imponga tarifas sobre estos productos».
«Los aranceles sobre los productos de Apple supondrían una reducción de la contribución de Apple a la economía de EEUU y tendrían un impacto sobre nuestra competitividad internacional», indicó en la carta la firma que dirige Tim Cook.
«Los fabricantes chinos con quienes competimos en los mercados globales no tienen presencia significativa en EEUU, por lo que los aranceles no les afectarían, y tampoco al resto de nuestros principales competidores no estadounidenses. Así, los aranceles decantarían la balanza a favor de nuestros competidores globales», advirtieron los responsables de la compañía.
El presidente de EEUU, Donald Trump, inició el pasado 10 de mayo el proceso para imponer aranceles a importaciones chinas por 300.000 millones de dólares, lo que sumado a los gravámenes actuales cubre el valor total de los bienes chinos importados anualmente por el país norteamericano.
La decisión de Trump supuso una escalada en la guerra comercial entre las dos mayores economías mundiales y se produjo justo después de que Washington subiera al 25 % los aranceles a otras importaciones chinas valoradas en 200.000 millones de dólares
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