Una roca procedente de un asteroide ha entrado bruscamente en la atmósfera terrestre a las 3.51 de la madrugada de este 6 de enero, la noche de Reyes, generando una gran bola de fuego que ha podido ser vista desde gran parte del país.
El fenómeno ha podido ser grabado por los detectores que la Universidad de Huelva opera en el Complejo Astronómico de La Hita (Toledo) y en los observatorios astronómicos de Calar Alto (Almería), La Sagra (Granada) y Sevilla.
Estos detectores trabajan en el marco del Proyecto SMART, que tiene como objetivo monitorizar continuamente el cielo con el fin de registrar y estudiar el impacto contra la atmósfera terrestre de rocas procedentes de distintos objetos del Sistema Solar, ha informado el Complejo Astronómico de La Hita en nota de prensa.
El evento ha sido analizado desde la Red de Bólidos y Meteoros del Suroeste de Europa por el investigador responsable del Proyecto SMART, el Profesor José María Madiedo de la Universidad de Huelva.
Este análisis ha permitido determinar que la roca que originó este fenómeno entró en la atmósfera a unos 83.000 kilómetros por hora sobre el sur de la provincia de Ciudad Real.
Esta enorme velocidad hizo que la roca se volviese incandescente, generándose así una brillante bola de fuego a una altitud de unos 95 kilómetros. La bola de fuego avanzó sobre Ciudad Real en dirección noreste, finalizando a una altitud de unos 35 kilómetros.
La gran luminosidad de la bola de fuego permitió que pudiese verse desde varios cientos de kilómetros de distancia, motivo por el que pudo ser avistada también desde otros observatorios astronómicos, como el de Calar Alto (Almería), La Sagra (Granada) y Sevilla.
La roca se destruyó completamente en la atmósfera, sin que ningún fragmento pudiese llegar al suelo.
2 comentarios
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@ manumenorca, somos una sociedad más libre e inteligente... somos esclavos de las redes sociales y eso no creo sea síntoma de una sociedad inteligente, tenemos que aprender a razonar con nuestras propias vivencias y dejarnos de de lo que piensan los demás, puede ser igual de dañino un tuit que las palabra de un palurdo en un púlpito.
... resulta gratificante comprobar cómo nos hemos vuelto racionales con el tiempo, abandonando estúpidas creencias religiosas que mantenían acongojadas y sumisas a las masas en el oscurantismo, clamando que estos fenómenos eran castigos de los dioses o señales de grandes penurias... menos mal que nos libramos finalmente de la perniciosa influencia de las religiones, somos una sociedad más libre e inteligente...