Después del festín, el empachado agujero negro eructó una burbuja colosal del gas que pesa el equivalente de millones de soles, que ahora forma una masa nebulosa por encima y por debajo del centro de nuestra galaxia.
Las inmensas estructuras, denominadas Burbujas de Fermi, fueron descubiertas por primera vez en 2010 por el Telescopio Espacial de Rayos Gamma de Fermi de la NASA. Pero observaciones recientes del Hubble sobre la burbuja superior han ayudado a los astrónomos a determinar una edad más precisa para las burbujas y cómo llegaron a formarse.
«Por primera vez, hemos trazado el movimiento del gas frío a través de una de las burbujas, lo que nos permitió hacer un mapa de la velocidad del gas y calcular cuándo se formaron», dijo el investigador Rongmon Bordoloi, del Massachusetts Institute of Technology.
«Lo que encontramos es que un evento muy fuerte y enérgico ocurrió hace de 6 a 9 millones de años. Puede haber sido una nube de gas que fluye hacia el agujero negro, que disparó chorros de materia, formando los lóbulos gemelos de gas caliente vistos en observaciones de rayos X y rayos gamma. Desde entonces, el agujero negro apenas ha tomado tentempíes».
Un agujero negro es una región compacta de espacio con un campo gravitatorio tan intenso que ni la materia ni la luz pueden escapar. El agujero negro supermasivo en el centro de nuestra galaxia ha comprimido la masa de 4,5 millones de estrellas solares en una región muy pequeña del espacio.
El material que se acerca demasiado a un agujero negro es atrapado en su poderosa gravedad y gira alrededor de la potencia compacta hasta que finalmente cae a su interior. Parte de la materia, sin embargo, se pone tan caliente que escapa a lo largo del eje de giro del agujero negro, creando un flujo de salida que se extiende por encima y por debajo del plano de una galaxia.
Las conclusiones del equipo se basan en observaciones del Espectrógrafo de Orígenes Cósmicos (COS) de Hubble, que analizó la luz ultravioleta de 47 cuásares distantes. Los cuásares son núcleos brillantes de galaxias activas distantes.
Imprimida en la luz de los quásares a medida que pasa a través de la burbuja de la Vía Láctea, hay información acerca de la velocidad, composición y temperatura del gas dentro de la burbuja en expansión. El estudio ha sido publicado en 'The Astrophysical Journal'.
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