El comisionado de Ecología del consistorio barcelonés, Frederic Ximeno, ha explicado este martes la puesta en marcha de los 40 dispensadores de alimento anticonceptivo para las 85.000 palomas que se calcula que viven en Barcelona.
La próxima semana, los dispensadores que suministran pienso de maíz con nicarbazina, una substancia anticonceptiva para las aves, estarán todos instalados estratégicamente por la ciudad, en función de la abundancia y la densidad de las palomas y los puntos conflictivos donde se han registrado más incidencias, que llegan al ayuntamiento a través de los comunicados de la ciudadanía.
Ximeno ha subrayado que Barcelona es la primera gran ciudad europea que impulsa este método para controlar su población de palomas, que se basa en la experiencia de Génova (Italia) y que aspira a que sea «el definitivo».
El comisionado ha asegurado que se trata de un sistema sencillo, que no tiene ningún efecto sobre las personas, ya que la nicarbazina sólo inhibe la producción de huevos de las aves, y a medio plazo es tan caro como el de las capturas, con el que se ha controlado hasta ahora la población de palomas de Barcelona.
Aunque ha eludido decir cuál es la población de palomas deseable en Barcelona, Ximeno ha señalado que las palomas son una especie dominante que ocupa espacio y que en grandes cantidades comportan riesgos para la salud, el mobiliario urbano y el espacio público.
Ximeno ha explicado que una colonia de palomas de divide entre los dominantes, que son el 15 % y que son los que se reproducen; los subdominantes, que son el 55 % y se reproducen ocasionalmente, y los juveniles, que suponen el 30 % y que son los que no se reproducen.
La consecuencia demográfica esperada es una reducción en torno al 20 % el primer año, y después de 4 o 5 años, del 70-80 % de la población inicial.
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