Nueve de cada 10 anuncios de alimentos dirigidos a menores son de productos poco saludables. | Freepix

TW
1

Los niños españoles crecen bajo una abrumadora cantidad de anuncios que les incitan a comer ultraprocesados. Según la Plataforma de Infancia, nueve de cada diez anuncios de alimentos dirigidos a menores son de productos poco saludables. Su consumo supone un riesgo para la salud de los más pequeños, aumentando el riesgo de desarrollar enfermedades como obesidad, diabetes, hipertensión arterial o colesterol elevado. «Actualmente, no existe una normativa específica para este tipo de publicidad», apunta Almudena Escorial, responsable de Incidencia Política de la Plataforma de Infancia.

El código de regulación vigente, el PAOS, no es de obligado cumplimiento para los anunciantes, lo cual, evidencia que el modelo es «ineficaz para promover una alimentación saludable», indica la Responsable de Incidencia Política. «La evidencia científica es clara en este sentido, cuanta más publicidad de alimentos no saludables, mayor consumo, sobre todo en la infancia y la adolescencia», añade. «Se considera que los alimentos no saludables son aquellos que contienen altos niveles de azúcares añadidos, grasas saturadas, trans, socio y aditivos artificiales», señala la nutricionista Pilar García.

Además, España es uno de los países de la Unión Europea en los que la tasa de riesgo de pobreza infantil y la de obesidad muestran una correlación más alta. El porcentaje de menores con obesidad, un 23,7%, se duplica en los hogares con menos ingresos en comparación con las familias con la renta más alta, cuyo porcentaje es de un 10,5%. La experta en nutrición asegura que «los más pequeños son especialmente vulnerable debido a que adquieren los hábitos de las personas con las que conviven».

Según apunta la nutricionista, los alimentos no saludables que más consumen los niños y adolescentes son bebidas azucaradas, comida rápida ultra procesada y bollería industrial. «Ya sea por comodidad, por falta de tiempo o por su sabor, este tipo de alimentos ha tomado mayor presencia en nuestro día a día», explica. Además, es fácil encontrar estos alimentos en máquinas expendedoras en colegios y centros de ocio. La profesional se lamenta que las opciones saludables son inexistentes fuera de casa.

Para Pilar García, la estrategia de marketing detrás de esta industria es lo que más condiciona a los pequeños. «A menudo recurren a dibujos animados o realizan actividades populares consumiendo estos productos», señala. «Por ejemplo, en el etiquetado se emplean colores llamativos o personajes animados, también se fomenta que en el interior de los envases se incluyan juguetes u artículos coleccionables que favorecen la compra continuada de un producto. Además, en los supermercados el posicionamiento de estos alimentos está en el campo de visión idóneo para los niños, en las estanterías inferiores», explica.

Ante esta situación, la Plataforma de Infancia, ha puesto en marcha una campaña para pedir «publicidad con coco». Con esta acción proponen que los componentes dañinos de los alimentos y bebidas estén más claros en el etiquetado. Así como, talleres de la divulgación en los centros escolares para que se informe mejor sobre los ingredientes perjudiciales para la salud. «Las cifras de obesidad infantil siguen aumentando año tras año», alerta García. La experta coincide con la plataforma, «son necesarias campañas de educación dirigidas a los jóvenes y a los padres para concienciar sobre la calidad y sobre el valor nutricional de los alimentos, ya que la percepción que tienen no es la adecuada».