La repetición electoral en Cataluña ha dejado de ser un mito en Moncloa para convertirse en un temor cada vez más palpable. Si hace escasas semanas los socialistas y su federación catalana ni se planteaban la posibilidad de unas nuevas elecciones, ahora ya empiezan a analizar las consecuencias de que esto suceda, entre ellas, la dificultad a la hora de recabar apoyos para aprobar los Presupuestos para 2025. Son conscientes de que a Junts le interesa volver a las urnas, y aunque no opinan lo mismo en el caso de ERC, reconocen que no tienen indicios de que se vaya a producir un acuerdo con los republicanos para investir a Salvador Illa.
Hay dos opciones sobre la mesa del Gobierno: la investidura del candidato del PSC o unas nuevas elecciones. La cuestión es que hace semanas daban por segura la primera y por descartada la segunda, y ahora creen que si Illa es presidente será sobre la bocina, es decir, no antes de la cuarta semana de agosto, y ya se movilizan para que, en caso contrario, una vuelta a las urnas afecte lo menos posible a sus negociaciones para aprobar las cuentas para 2025, lo que será determinante para la estabilidad del Gobierno de coalición.
La tesis de Moncloa es que a Junts le interesa la repetición para rascarle votos a ERC ahora que los republicanos están en un momento de debilidad. No creen que se conforme una lista conjunta entre los partidos independentistas como plantea Carles Puigdemont para repartirse el Govern, puesto que los modelos que defienden son muy diferentes y supondría el "suicidio" de los republicanos. A su juicio, estos están en medio de una "encrucijada": "O Illa o elecciones", valoran fuentes del Ejecutivo.
Es el PSC quien lleva las riendas de las negociaciones, aunque en coordinación con el Gobierno. Illa pidió al presidente del Parlament, Josep Rull, más tiempo para poder negociar con ERC y presentarse a una investidura con los números atados, aunque hay voces en Ferraz que no descartan que se presente igualmente.
Lo que sobrevuela tanto en el partido como en el Gobierno es la incertidumbre sobre los pasos que dará ERC, que achacan a que internamente son una "caldera". Su falta de liderazgo es lo que creen que les impide ver que si finalmente hay elecciones Junts les "comerá" lo poco que les ha quedado en las del 12 de mayo, e incluso el PSC y los Comuns pescarían en ese caldero. Además, el congreso para resolver el liderazgo de los republicanos no se celebrará hasta el mes de noviembre, semanas más tarde de una hipotética repetición electoral, que se celebraría el domingo, 13 de octubre. En este sentido, tanto Ferraz como Moncloa esperan que el tiempo que resta hasta el 25 de agosto juegue a su favor, aunque sin ningún indicio de que así sea.
Los Presupuestos para 2025
Para persuadir a los republicanos, Moncloa habla de fórmulas "imaginativas" de financiación singular para Cataluña, aunque no precisan cuáles podrían ser porque creen que lo que requieren las negociaciones es discreción. A su juicio, el tema de la financiación autonómica ha "agitado" a todos los partidos, que ahora están en posiciones de "máximos" de las que deben bajar, en el caso de los independentistas, con la petición de un 'cupo catalán' como el de Navarra y el País Vasco.
Sobre la mesa de negociación está el desarrollo del Consorcio Tributario de Cataluña, lo que permitiría la administración de los tributos de forma compartida entre el Gobierno y la Generalitat, y la posibilidad de unos Presupuestos expansivos que impliquen más transferencias para Cataluña.
Las cuentas son un cebo más para atraer a los republicanos de cara a investir a Salvador Illa, aunque también les sirven para atraer los apoyos de ERC y Junts para su aprobación en medio de un escenario difícil de resolver en Cataluña. Desde el Ministerio de Hacienda confirman que siguen trabajando para presentar las cuentas y, al menos hasta el momento, tenían la previsión de hacerlo entre octubre y noviembre. Para ello negociarán con todos los socios que puedan o que no estén metidos de lleno en una campaña electoral como la catalana.
Eso sí, reconocen que, si hay repetición, la aprobación de los Presupuestos se puede complicar, lo que afecta directamente a la estabilidad de la legislatura. "Que tumben los presupuestos no significa que acabe la legislatura", apunta un diputado socialista, algo que también sostienen las altas instancias del partido al asegurar que una nueva prórroga de las cuentas no tiene por qué traducirse en unas elecciones generales. En cualquier caso, nadie se atreve ya a cerrar del todo la puerta a ningún escenario, alegando que hay demasiada "incertidumbre" política en este momento.
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Todos los caminos pasan y terminan en Puigdemont.