Pedro Sánchez, durante su comparecencia ante los medios. | JUAN CARLOS HIDALGO

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha afirmado que desde el punto de vista mediático y social debería ser «reprochable», cuando no «condenable», que un líder de un partido político, en clara referencia a la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso, bromee «diciendo me gusta la fruta» con intención de insultar y descalificar.

«Me parece absolutamente deleznable y me parece que demuestra el bajo nivel al que ha llegado la política en este caso por parte de la oposición. Creo que esto es algo que se tiene que condenar siempre hasta que se retracten aquellos que lo hacen y desgraciadamente pues eso no se ve ni se exige por parte de muchos de los medios de comunicación, ni tampoco se asume ese perdón o esas disculpas por parte de quien ha proferido ese tipo de insultos», ha apostillado para pedir una reflexión general a los medios de comunicación y al conjunto de la ciudadanía.

Además y durante su comparecencia tras el Consejo de Ministros, donde ha realizado un balance del año del Gobierno, ha respaldado el discurso navideño del Rey Felipe VI, propio de un Jefe de Estado que se dirige a «todos los ciudadanos, voten lo que voten», para que se sientan representados con su mensaje, incidiendo en que el PSOE se siente reflejado en las palabras del monarca.

«Polarización asimétrica»: unos insultan y otros son insultados

Cuestionado por el incidente protagonizado por el dirigente de Vox, Javier Ortega Smith, contra el edil de Más Madrid Eduardo Fernández Rubiño en el último pleno del Ayuntamiento de Madrid, Sánchez ha señalado genéricamente que existe una «polarización asimétrica» en el debate político, donde hay gente que «insulta» y otros que «son insultados».

«Hay partidos políticos que son asediados y fuerzas políticas o líderes políticos que instan al asedio de esas otras fuerzas políticas», ha censurado para prometer, no obstante, que su compromiso es «no entrar en ninguna de estas descalificaciones e insultos», ni tampoco responder a ellas con «más bronca y más ruido».

Frente a ello, el presidente ha desgranado que su vocación es trabajar por el «bien de la ciudadanía», centrarse en gobernar e impulsar avances sociales y hacer política desde el «respeto» y la «urbanidad», como ya le planteó al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo.

Sin embargo, ha denunciado que la «lógica de la derecha y la ultraderecha» es embarrar el debate público para «desmovilizar y crear desafección» ciudadana hacia la política, con vistas a futuras contiendas electorales. «Me parece que eso no es un proyecto político para nuestro país. Ese proyecto político de la derecha: la rabia, el insulto, la frustración por unos objetivos electorales que no se cumplieron», ha afeado para insistir que ante la «descalificación» contraponen iniciativas como la ley de paridad o la revalorización de las pensiones.

Finalmente, ha zanjado que las derechas han decidido manifestarse contra su gestión, lo cual es «legítimo en democracia, faltaría más, pero no ve aceptable «el nivel de descalificaciones y de insultos a los que ha llegado la oposición durante estas últimas semanas».