Especialmente al archipiélago canario, en donde las entradas han caído casi un 25%. Los balances quinquenales que publica Interior sobre este tema recogen que las entradas de migrantes por vía irregular a Canarias han ido cayendo a lo largo del año y, en la última quincena del mes de septiembre, los valores se situaron por primera vez, por debajo de los recogidos en 2021.
A falta de los últimos 15 días del año, han sido 15.466 los migrantes que han arribado a las costas del archipiélago en 2022, frente a las más de 22.600 que lo hicieron un año antes. También han bajado las entradas por mar a través de la costa peninsular y Baleares, que han pasado de las 16.001 en 2021, a 12.047 en 2022; y las registradas en la costa de Ceuta, que han pasado de las 600 del año pasado a las 124 contabilizadas de forma provisional este año.
En el lado opuesto se encuentran las llegadas de migrantes por vía marítima de forma irregular a Melilla, que ha crecido un 310% con respecto a 2021. Entonces fueron 37 las llegadas contabilizadas, mientras que en 2022 son 152. Este balance provisional de Interior recoge el esquema de los últimos meses registrado en esta materia. Así, mientras bajan la mayoría de cifras relacionadas con las entradas por vía marítima, suben las llegadas de migrantes que cruzan de forma irregular las vallas de Ceuta y Melilla. En el primero de los casos aumenta un 52% (de 679 en 2021 a 1.037 y 2022) y en el segundo un 10,8% (de 1.059 en 2021 a 1.1273 en 2022).
En estas cifras se ha incluido la entrada de alrededor de 130 migrantes que lograron cruzar hasta Melilla durante el salto a la valla del pasado 24 de junio, que terminó con la muerte de, al menos, una veintena de personas, y numerosos heridos. Este suceso ha marcado la política migratoria del Gobierno de los últimos meses y el ministro del Interior ha tenido que comparecer en hasta tres ocasiones en el Congreso para explicar lo sucedido.
Tras los hechos, ONG que trabajan con migrantes en la zona denunciaron la abusiva actuación de las fuerzas y cuerpos de seguridad en el suceso, el traslado de cuerpos ya sin vida de migrantes de suelo española a territorio marroquí o la devolución en frontera de personas que podrían necesitar protección internacional. Este caso también está siendo investigado por el Defensor del Pueblo, que también ha desmentido la defensa que Grande-Marlaska ha hecho de lo ocurrido en la frontera, asegurado que guardias civiles habían lanzado piedras contra los migrantes.
Además, ponía en duda la asistencia sanitaria prestada a quienes cruzaron la frontera. La actuación de la Guardia Civil también ha sido puesta en duda por los diputados de grupos parlamentarios, pertenecientes a la Comisión de Interior, que visitaron la zona donde se produjeron estos sucesos y que han podido visualizar --a puerta cerrada en la Cámara baja-- las imágenes de las cámaras de seguridad que grabaron los hechos.
3 comentarios
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Esto no es nada... En Italia han entrado más de 100.000 por mar solo este año.... Más los que entran por tierra desde Slovenia y austria que no se pueden contar....
Una invasión en toda regla ¿Y las autoridades silbando?
En 1974 el presidente argelino Boumédiène lanzó este vaticinio en la Asamblea de Naciones Unidas: "Día vendrá en el que millones de seres humanos abandonarán el hemisferio sur para ir al hemisferio norte. Y no irán a él como amigos, pues su propósito será conquistarlo. Serán sus hijos, y no ellos, quienes lo conquisten. El vientre de nuestras mujeres nos dará la victoria". La teoría de EL GRAN REEMPLAZO se remonta a la novela de 1973 El campamento de los santos, (Le Camp des Saints) de Jean Raspail, donde se describe el colapso de la cultura occidental debido a un "maremoto" migratorio del Tercer Mundo. La novela, junto a la teoría de Eurabia desarrollada por la escritora suizo-israelí Bat Ye'or en 2005, sentó las bases sobre las cuales Renaud Camus escribió y presentó su libro El gran reemplazo en 2012. A eso se refería exactamente y de forma premonitoria aquel presidente argelino en 1974. La cuestión es ¿nos queremos enterar, o no? Por lo que venimos viendo en España y Europa durante estos últimos 25 años, parece que no. Somos como cobardes avestruces escondiendo la cabeza bajo tierra para intentar no ver el peligro.