Antes del acto académico, el rector de la UCV, José Manuel Pagán, y el vicepresidente de la sección valenciana del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para Estudios del Matrimonio y la Familia, Vicente Fontestad, han firmado un acuerdo de voluntades que garantiza la continuidad de la impartición de estudios teológicos sobre el matrimonio y la familia. Una decisión «gozosa», en palabras de Cañizares, porque «en medio de las dificultades que atraviesa la familia en España, esta institución irradia la luz del evangelio de la vida, del evangelio de la familia, que es el evangelio de la esperanza y de la humanidad entera».
«No tengamos miedo, nos decía el papa Juan Pablo II -ha añadido-. Todo lo contrario, seamos muy libres para anunciar la verdad, que se realiza en el amor». El rector, por su parte, ha señalado que «la defensa de la vida desde la concepción no es una postura confesional: es un hecho científico que la vida humana comienza desde el momento de la concepción». Por eso ha llamado a promover desde la universidad «una bioética personalista que proteja especialmente a los más débiles e indefensos», en lugar de asumir «la cultura dominante que reconoce personalidad solo a quienes poseen autoconciencia».
«Advirtamos del error que supone esa concepción individualista de la libertad que hoy tanto se proclama, donde la sociedad se limita a un conjunto de individuos sin relaciones recíprocas. Seamos luz en este eclipse del sentido de dios y de la dignidad del hombre», ha alentado. La lección magistral ha corrido a cargo de Julio Tudela, director del observatorio de Bioética de la UCV, quien ha asegurado que la ley del aborto que comienza su tramitación es «la menor garantista de Europa». «Extinguir las conciencias parece un paso ineludible para garantizar el derecho a matar. Señalar y perseguir a los objetores que se niegan a abortar o practicar eutanasias parece posible si matar es reconocido como un derecho», ha aseverado.
También ha apuntado datos como que más de «600.000 embriones humanos esperan congelados en España y más de 1.500.000 en Estados Unidos», ante lo que ha alertado que «solo un reducido número de ellos será implantado en el útero de sus madres o donados a otras mujeres para su gestación; el resto está condenado a su destrucción» Por contra, ha asegurado que «la ciencia es un precioso servicio al bien integral de la vida y dignidad de cada ser humano».
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