En su informe de perspectivas publicado este lunes, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) calcula que el producto interior bruto (PIB) español subirá un 5,9 % en 2021, lo que significa dos décimas más de lo que había anticipado a comienzos de marzo.
Para el próximo ejercicio, la revisión es todavía mucho mayor, de 1,5 puntos, hasta el 6,3 %, porque será entonces cuando se harán sentir plenamente en la actividad económica el impacto de la vacunación en sectores que han estado cerrados por la pandemia como el turismo, así como el dinero europeo.
Una de las razones de este repunte tan elevado de crecimiento es que la economía española fue también la que sufrió en 2020 el mayor bajón de los miembros de la moneda única e incluso de toda la OCDE (-10,8 %).
Hasta el punto de que tardará tres años y medio en recuperar el nivel de PIB per cápita anterior a la crisis. Únicamente a Islandia y a México, de los 38 Estados miembros, les costará más.
UNA RECUPERACIÓN DEL EMPLEO MUY LENTA
La recuperación del empleo va a ser muy lenta. La OCDE aventura que la tasa de paro, que subió al 15,5 % de media el pasado ejercicio, únicamente disminuirá una décima en 2021 y al 14,7 % en 2022.
Aída Caldera, jefa de división en el departamento de Economía de la OCDE, explica a Efe que sigue tocada una parte de la actividad que habitualmente es la más generadora de empleo, en particular los servicios, y que España está lastrada por unas tasas de paro «estructuralmente altas».
Para afrontar ese problema, Caldera indica que a corto plazo se deben mejorar las políticas activas de empleo, con una ayuda más personalizada a los parados para encontrar un puesto de trabajo y con más formación.
España tiene además una tasa de temporalidad de las más altas de la UE y de la OCDE, el 22 %, y eso es negativo para la productividad, incita a invertir menos y genera una excesiva movilidad. Por eso la economista dice que «hay que clarificar y acotar las formas en que se puede contratar temporalmente.
Otro de los grandes lastres que deja la crisis es el nivel de deuda, que el año pasado aumentó en casi 25 puntos de PIB, hasta el 120 %. Un incremento del gasto que Caldera considera «apropiado» porque sin proteger a las empresas y a los trabajadores las consecuencias económicas y sociales habrían sido peores.
La OCDE prevé, que con un déficit público del 8,6 % este año, la deuda disminuirá únicamente al 119,7 % y con un 5,4 % en 2022 al 117,4 %.
La retirada de los estímulos fiscales habrá de hacerse «gradualmente» y solo cuando la economía esté «en una senda de crecimiento más estable» para no repetir los errores de hace una década cuando la austeridad cortó la recuperación, recomienda.
LA DEUDA SE DESBOCARÁ SIN REFORMA DE LAS PENSIONES
Para evitar que la deuda pública se desboque, la reforma de las pensiones es uno de los puntos clave. La organización ha calculado que si no se hiciera nada, la deuda subiría hasta el 170 % del PIB en 2050. El peso de las pensiones pasaría del 11 % del PIB actual al 15 %.
España es uno de los países en que las personas se jubilan antes (a los 62 años, en lugar de los 65 de media en la OCDE) y por eso la primera propuesta es penalizar a los que lo hacen de forma anticipada y dar incentivos a los que siguen trabajando más allá de la edad legal.
Para la OCDE, la reforma ha de ser consensuada para que no se repita lo que ya ocurrió con la introducción del factor de sostenibilidad por el Gobierno de Mariano Rajoy, al que se dio marcha atrás.
E insiste en que hay que incrementar el número de años de cotización que dan derecho a una pensión completa y en vincular la edad de jubilación a la evolución de la esperanza de vida, como ya lo han hecho países como Portugal o Dinamarca.
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