La obligatoriedad de usar mascarilla, la mejora en la ventilación de los centros y un nuevo protocolo de actuación ante casos positivos o sospechosos de COVID-19 son las principales novedades que se ha planteado este lunes en la Comisión Delegada de la Conferencia General de Política Universitaria. Así, ante un número elevado de casos que tenga «afectación general» en un centro o una universidad, la decisión a tomar será competencia de los centros junto con las autoridades sanitarias y educativas, es decir, las comunidades autónomas.
En dicha reunión, con presencia de todas las comunidades autónomas y presidida por el secretario general de Universidades, José Manuel Pingarrón -en sustitución del ministro Manuel Castells, ausente por haberse sometido este viernes a una operación quirúrgica de urgencia aunque no grave, según su departamento-, se ha trabajado en realizar los últimos ajustes en los protocolos (elaborados en junio) que se deben implementar en las universidades este inicio de curso.
El objetivo del encuentro, que estaba programado a las 12.00 horas, ha sido «asegurar una buena coordinación del inicio del curso» y «garantizar que tanto el personal docente e investigador, como el estudiantado y el personal de administración y servicios disponen de información precisa sobre las medidas sanitarias y educativas que se van a aplicar en el curso 2020-21», según informa el Ministerio de Universidades.
Entre estos «ajustes», destaca que los Ministerios de Universidades y de Sanidad han actualizado el documento marco de recomendaciones sanitarias y educativas elaborado ya el pasado mes de junio. Uno de los cambios fundamentales es que se hace obligatorio el uso de la mascarilla en las clases que finalmente se vayan a realizar de manera presencial así como en los espacios comunes.
Además, se intensifican también las labores de ventilación en todos los espacios del centro, y se recomienda ventilar al menos durante 10 ó 15 minutos al inicio y final de la jornada y en las aulas después de cada clase lectiva. El documento recomienda también mantener las ventanas abiertas todo el tiempo que sea posible.
Protocolos en caso de positivos
Otra de las novedades es el establecimiento de protocolos de actuación de las universidades ante un caso sospechoso o uno positivo de COVID-19.
Según el documento actualizado, 'Recomendaciones del Ministerio de Universidades a la comunidad universitaria para adaptar el curso universitario 2020-2021 a una presencialidad adaptada y medidas de actuación de las universidades ante un caso sospechoso o uno positivo de COVID-19', las universidades que conforman el sistema universitario español, en el uso de su competencia, deberán contar con un protocolo de actuación ante la detección de un caso sospechoso de COVID-19 y este protocolo debe elaborarse siguiendo los criterios sanitarios establecidos por el Ministerio de Sanidad y las consejerías respectivas de las comunidades autónomas.
Responsable global
En el documento se establece, en primer lugar, que todas las universidades tengan una persona responsable global de la gestión de las actuaciones derivadas del COVID-19, y que, a su vez, cada Facultad, Escuela, Instituto de Investigación o Centro Adscrito disponga de una persona de referencia responsable en su ámbito para la gestión de la crisis.
A nivel de centros y de grandes equipamientos académicos o espacios de gestión, el documento establece que «las universidades deberán definir un espacio para el aislamiento de la persona detectada como caso sospechoso de COVID-19».
Si algún estudiante desarrolla síntomas compatibles con COVID-19, se le solicitará que se traslade hasta ese espacio de aislamiento (que deberá estar bien ventilado y contar como mínimo de una papelera de pedal con bolsa donde tirar la mascarilla y los pañuelos desechables) y se colocará una mascarilla quirúrgica (que debe facilitar el centro universitario). La persona que le acompañe también debe colocarse una mascarilla quirúrgica.
El estudiante sospechoso de coronavirus deberá permanecer aislado en su domicilio hasta disponer de los resultados de las pruebas diagnósticas, según se refiere en la 'Estrategia de detección precoz, vigilancia y control de COVID-19'. Si el caso se confirma, no debe acudir al centro y debe permanecer en aislamiento domiciliario hasta transcurridos 3 días del fin del cuadro clínico y un mínimo de 10 días desde el inicio de los síntomas. Este estudiante no podrá reincorporarse a la actividad académica normal hasta que así sea indicado por las autoridades sanitarias.
Desde el momento en que se confirme el diagnóstico de COVID-19, se realizará un estudio de contactos del caso confirmado con la colaboración de los responsables de cada centro y universidad y las autoridades sanitarias, para determinar con qué otros estudiantes y resto de miembros de la comunidad universitaria ha estado recientemente en contacto estrecho --a menos de dos metros de distancia durante más de 15 minutos sin mascarilla--, desde las 48 horas antes del inicio de síntomas del caso confirmado y hasta el momento en el que el caso es aislado.
Una vez detectadas esas personas, se les comunicará que deberán pasar a estar en cuarentena en su habitación en sus lugares de residencia y, por tanto, deberán dejar de asistir a las actividades académicas presenciales, se realicen éstas en la universidad o fuera de ella, hasta que no hayan superado la duración de la cuarentena.
Asimismo, se indicará la realización de una PCR a los estudiantes que hayan sido identificados como contactos estrechos. Independientemente del resultado de esta PCR, la cuarentena debe durar 14 días ya que, aunque en ese momento aún no sea positivo, puede desarrollar la enfermedad a lo largo de esos 14 días.
Todas las facultades, escuelas e institutos de investigación deberán disponer de material de protección para ser utilizado en el caso de detectar un caso sospechoso en un estudiante, o en el profesorado y el personal de administración y servicios, durante el aislamiento en el centro universitario.
¿Qué hacer en caso de elevado número de contagios?
El documento también recoge que, por regla general, «el estudiante que pasa a una situación de aislamiento tendrá el derecho de recibir la docencia correspondiente de forma no presencial, siempre atendiendo a la idiosincrasia y especificidades de cada asignatura».
Será el centro el que se encargará de velar por que el estudiante afectado que deba realizar el aislamiento y los contactos estrechos que hagan la cuarentena, reciban la docencia de las diferentes asignaturas en las que esté matriculado.
En caso de que la persona afectada sea un profesor, se seguirán los protocolos de riesgos laborales de la universidad. El profesor debe contactar por teléfono con su centro de salud, con el teléfono de la comunidad autónoma, con el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales o con el 112. En cualquier caso, este profesor deberá ser sustituido para mantener así, si es posible, la continuidad de las labores académicas.
Y en el caso de la constatación de un número elevado de estudiantes (o resto de miembros de la comunidad universitaria) afectados, el texto indica que «cualquier decisión que tenga afectación general de un centro o una universidad deberá ser tomada conjuntamente por los responsables de la universidad y las autoridades responsables de la política sanitaria y de la política universitaria».
Según destaca el Ministerio, cada universidad tiene elaborado su propio protocolo que será actualizado con las nuevas directrices trabajadas en la Comisión Delegada de la Conferencia General de Política Universitaria de este lunes.
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