La consellera de Salud de la Generalitat, Alba Vergés, ha anunciado este miércoles que el Govern ha levantado el confinamiento en la ciudad de Lleida y en los otros seis municipios afectados por las restricciones impuestas por la Generalitat por la pandemia de coronavirus.
Así lo ha explicado en rueda de prensa junto a la consellera de Presidencia y portavoz del Govern, Meritxell Budó, y el delegado de la Generalitat en Lleida, Ramon Farré, después de que el presidente de la Generalitat, Quim Torra, se haya reunido de manera telemática con los alcaldes de la zona afectada.
Además de la capital leridana, los municipios que dejan de tener el confinamiento duro son Alcarràs, Aitona, la Granja de Escarp, Serós, Soses y Torres de Segre, aunque Vergés ha insistido a lo ciudadanos en la necesidad mantener las medidas de prevención.
«No es para relajarnos, pero sí para empezar a ver esta luz al final del túnel», ha asegurado Vergés, que ha concreado la resolución aprobada en el Procicat, que tiene que ser ratificada por el juzgado, contempla que la actividad comercial en estos municipios no tiene que superar el 50% del aforo respetando las medidas higiénicas, la distancia y el uso de mascarilla que ya era obligatoria.
Podrán celebrase actos religiosos con la limitación del aforo a un tercio 33% y podrán abrir, sin superar el 50% del aforo equipamientos culturales, piscinas descubiertas, parques infantiles y gimnasios.
La consellera ha explicado que en la hostelería y restauración solo se podrá consumir en terrazas «con un 50% de aforo y manteniendo la distancia entre mesas de dos metros y cerrando como muy tarde a las 12 de la noche y siempre que sea posible será preferente el servicio a domicilio o pedidos para llevar».
La titular de Salud ha recordado que seguirán prohibidos los encuentros de más de 10 personas, tanto en ámbito privado como público.
Respondiendo a los medios de comunicación, Vergés ha concretado que en la práctica se equipara la situación de estos siete municipios leridanos a la del área metropolitana de Barcelona en todos los ámbitos salvo en la hostelería leridana en la que se limita el aforo en terrazas y no se permite consumir en el interior.
Ha insistido en que la razón es que la situación epidemiológica y asistencia en Lleida no es la misma que en el área de Barcelona y las medidas han de ser más estrictas. Según Vergés, la Generalitat ha dado paso para ayudar a la restauración con el objetivo es encontrar equilibrio entre vitalidad del país y control de la epidemia: «Hemos querido dar un paso muy atrevido, estamos en zona roja en el Segrià, el impacto en el hospital es importante, damos este paso con la confianza en que los ciudadanos sabrán entender que el paso es importante».
Ha agregado que presión asistencial en hospitales de la provincia es alta: «Tenemos 189 hospitalizados, 23 en la UCI, en cama de críticos, la situación ni de lejos es de relajarse, ni de lejos que podamos plantearnos como buena».
En este sentido, ha apuntado que hace unos días el número de ingresados era de 203 y que, en el momento más crítico de la epidemia en marzo, la cifra de ingresados llegó a 232, por lo que según sus palabras: «No estamos tan lejos».
Con este argumento ha afirmado que el impacto asistencial en Lleida es «muy fuerte» a diferencia de otros hospitales del área metropolitana de Barcelona y ha concretado que se han derivados 40 pacientes de Lleida al Hospital Universitari Vall d'Hebron de Barcelona.
«Por el hecho de estar bien asistencialmente en toda Catalunya nos podemos ayudar, somos consciente de que seguimos en rojo, intentamos dar aire a los sectores que sufren», ha dicho.
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