La madre de Nadia, la niña que vivía en Fígols (Lleida) afectada de una enfermedad rara, Margarida Garau, acusada de presunta estafa al recaudar dinero para tratar a su hija, se ha desvinculado de la gestión de las cuentas este martes en la primera sesión del juicio y ha afirmado que era su marido, Fernando Blanco, quien administraba las donaciones.
«Desconocía el estado de las cuentas y ni siquiera tenía tarjeta de crédito», ha asegurado Garau en el juicio, en la Audiencia de Lleida, que juzga al matrimonio por apropiarse 1,1 millón de euros en donativos.
El padre, que está en prisión provisional desde diciembre de 2016, ha insistido en su declaración en el juicio en que los donativos se gastaron en tratamientos para la pequeña y ha contado que crearon la Asociación Nadia Nerea para la Tricotiodistrofia y Enfermedades Raras de Baleares para operar y tratar a la menor.
En su escrito de acusación, la Fiscalía pide seis años de cárcel para los dos progenitores por presuntamente estafar a los donantes que aportaron dinero para tratamientos de la menor de la que decían que estaba en peligro de muerte y que debía operarse en Estados Unidos.
La Fiscalía sostiene que los acusados, «con ánimo de obtener un lucro patrimonial ilícito», cuando la niña tenía cinco años, en 2009, crearon la Asociación para la Tricotiodistrofia en Baleares, con el pretexto de recaudar fondos para el tratamiento de la enfermedad, siendo su verdadera intención destinar el dinero a su propio consumo y ocio.
La niña vive actualmente con una tía materna en Binissalem (Islas Baleares), municipio al que se trasladó en diciembre de 2016 cuando el juzgado dictó prisión provisional para su padre y libertad con cargos para su madre, quien perdió su custodia y puede verla solo los fines de semana.
1 comentario
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Venga a reclamarnos la dichosa igualdad, ahora la iluminada Calvo quiere que por ley mujeres ocupemos puestos de liderazgo en empresas. Pero cuando son mujeres de..."presuntos trincantes" son tontas, es que no sabían, no se podían imaginar, es que firmaban sin saber lo que firmaban, es que pasaban. Deben ser la excepción, claro.