Hay varias formas de contabilizar las víctimas causadas por los atentados de ETA y por eso tradicionalmente ha habido varias cifras sobre la mesa, de organismos oficiales, universidades, asociaciones de víctimas e instancias judiciales, que se mueven en una horquilla de entre 829 a casi 870 personas asesinadas por la banda terrorista.
No hay acuerdo ni siquiera sobre cuál debe considerarse el primer atentado de la banda terrorista, ya que algunas estadísticas se refieren a la niña de veintidós meses Begoña Urroz, muerta por la explosión de un artefacto incendiario en la consigna de la estación de ferrocarril de Amara (San Sebastián) el 27 de junio de 1960, aunque ETA siempre ha negado su relación con esta muerte.
El primer asesinato reconocido por los terroristas fue el del guardia civil José Antonio Pardines Arcay, asesinado el 7 de junio de 1968 en Villabona (Guipúzcoa), cuando trataba de identificar a dos etarras.
La última persona asesinada por ETA fue el policía francés Jean-Serge Nerin, muerto en un tiroteo con miembros de la banda el 16 de marzo de 2010, mientras que los guardias civiles Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salvá fueron las últimas personas asesinadas en España, tras la explosión de una bomba-lapa adosada a un vehículo en Calvià en 2009.
Desde los años sesenta y hasta el 20 de octubre de 2011, cuando la banda terrorista anunció «el cese definitivo de la actividad armada», ETA ha asesinado políticos, militares, jueces y abogados, guardias civiles, policías, ertzainas, policías locales y sobre todo... civiles: 343 personas.
La banda, en su comunicado, se dirige a esos ciudadanos «sin responsabilidad alguna» y les pide perdón a ellos y a sus familiares.
Además de esos más de trescientos muertos civiles, ETA ha matado sobre todo a guardias civiles (206 víctimas) y policías nacionales (149), colectivos especialmente castigados por los terroristas, seguidos de 86 militares y 32 políticos, sobre todo militantes de PP y PSOE.
También han muerto 24 policías municipales, 13 ertzainas, un mosso d'Esquadra, y una decena de jueces y abogados.
Datos
586 personas han sido asesinadas por ETA en el País Vasco; 123 en Madrid; 55 en Cataluña y 40 en Navarra. El terrorismo de la banda también ha dejado víctimas mortales en Aragón (16), Andalucía (13), la Comunidad Valenciana (9), Cantabria y La Rioja (4), Castilla y León y Balears (2) y Murcia (1).
Además, ETA asesinó a dos guardias civiles en Francia en 2007 y a un policía francés en 2010 y a la banda terrorista se le atribuye la desaparición de otras seis personas en Francia. A partir de los años ochenta, cuando la banda terrorista recurrió a los atentados con bombas, el perfil de las víctimas cambió, ya que estas acciones indiscriminadas provocaron muchas más muertos civiles, mientras que hasta entonces los asesinados eran sobre todo miembros de las fuerzas de seguridad del Estado y militares.
1980 fue el año más sangriento, con 98 víctimas, seguido de 1979 (76), 1978 (66), 1987 (52) , 1991 (46) y 2000 (23).
El asesinato mediante disparos ha sido el procedimiento más utilizado por la banda y sus organizaciones afines para perpetrar sus atentados (543 personas perdieron la vida de esta forma).
Casi trescientas personas murieron por la explosión de diferentes tipos de bombas, 112 de ellas al estallar coches-bomba, el método empleado por la organización en muchos de sus atentados más sangrientos; catorce personas murieron por la explosión de cartas y paquetes bomba.
El atentado más sangriento de ETA fue el que causó la muerte a 21 personas por la explosión de un coche-bomba en el aparcamiento del centro comercial Hipercor de Barcelona el 19 de junio de 1987. Ese mismo año, el 11 de diciembre, 11 personas -entre ellas 5 niños- murieron en la explosión de un coche-bomba en la casa cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza.
Doce guardias civiles fueron asesinados por la banda terrorista el 14 de julio de 1986 cuando un coche-bomba explotó en la plaza de la República Dominicana de Madrid al paso de un convoy de la Guardia Civil.
Otro coche-bomba causó la muerte de nueve personas -entre ellas 4 niños- el 29 de mayo de 1991 en la casa cuartel de la Guardia Civil de Vic (Barcelona) y uno más fue el método utilizado por los terroristas el 21 de junio de 1993 para matar a 7 personas en la calle López de Hoyos de Madrid al paso de un vehículo militar camuflado.
También son víctimas de ETA las 79 personas secuestradas por la banda terrorista en sus casi 60 años de historia, doce de los cuáles fueron asesinados durante su cautiverio y otros catorce recibieron disparos en las piernas antes de ser liberados.
El secuestro más largo fue el del funcionario de prisiones José antonio Ortega Lara, liberado por la Guardia Civil tras permanecer 532 días en un zulo en Mondragón (Guipúzcoa), y el que causó un mayor impacto fue el del concejal del PP de Ermua Miguel Ángel Blanco , asesinado el 13 de julio de 1997, y cuya muerte marcó un antes y un después en la percepción social de la banda.
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