Según han informado fuentes cercanas al caso, el supuesto agresor, menor de edad, ya ha sido identificado por los Mossos d'Esquadra.
Los hechos han sucedido sobre las 09.15 horas de la mañana, cuando el alumno ha llegado con retraso a su clase, en el Instituto Joan Fuster de Barcelona, ha llamado a la puerta y una profesora le ha abierto, momento en el que ha sacado la ballesta y le ha disparado cerca de la cara, provocándole heridas de diversa consideración.
Según testigos presenciales, el chico también ha disparado con la ballesta a una alumna de esa clase, hija de la profesora.
Al oír los gritos, un profesor de una clase próxima se ha acercado al lugar y el joven le ha disparado a la altura del pecho, por lo que ha quedado malherido tendido en el suelo y, poco después, ha fallecido. Según han informado fuentes del centro, el hombre llevaba poco tiempo en el mismo, y estaba realizando una sustitución.
El agresor ha entrado a otra clase y ha agredido a otro alumno con el arma blanca que llevaba, según las mismas fuentes.
Heridos
Según fuentes sanitarias, el número de heridos se eleva a cuatro, uno de los cuales, un menor de 13 años de edad con una herida en el tórax, ha sido derivado al hospital de Sant Pau.
3 comentarios
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Queda bien echar las culpas a la sociedad, que es lo mismo que a nadie. El problema de fondo que la noticia nos propone-dejando a parte su caso particular, pues por su extremismo es excepcional- cuestiona la calidad del sistema educativo. Éste, a similitud de un hortelano que riega y abona, pero también poda, para obtener sus frutos debe aprovechar las cualidades del educado, desvelarle potencias, pero también ponerle exigencias, límites y corregir defectos. Aspectos estos últimos muy desatendidos por las ideas sobre educación hoy en boga. Con ese bagaje intelectual muchos padres naufragan en la tarea de formar a sus hijos, por la sencilla razón de que la práctica no avala las teorías permisivas de sicólogos, pedagogos y maestros. Así, para mí, la responsabilidad se concreta -de modo general- sobre la mediocridad de muchos profesionales y -de modo particular- sobre cada uno de los padres que, carentes de criterio, siguen la moda y los desacertados consejos de “los entendidos”.
la ley del menor es un camelo y por tanto no resarce de ninguna manera a los familiares de las victimas. Es una atrocidad la cantidad de jóvenes que tienen en su interior una crueldad desmedida. No solo hay un culpable, somos toda la sociedad, los padres dejamos a los jóvenes con su portátil y su móvil para que nos dejen tranquilos porque estamos cansados, estresados y mucha mamandurria. La verdad es que la dirección que llevamos es como si condujéramos un coche con los ojos tapados. Dios nos coja confesados
¿Como alguien a esa edad puede tener esas armas? El mundo no va bien. Hagamos algo. Cada uno desde su situación. Los cambios personales pueden llegar a ser importantes para todos.