Las autoridades de Damasco se comprometieron ayer ante los países árabes a cesar la violencia y liberar a los detenidos durante las protestas contra el régimen, aunque los grupos opositores sirios dudan del cumplimiento de estas promesas.
La hoja de ruta trazada por una comisión ministerial de la Liga Árabe recibió la aprobación del Gobierno sirio, que también aceptó abrir sus fronteras al escrutinio de observadores árabes y de la prensa internacional.
La aceptación del plan llegó precedida de 24 horas de suspense, después de que Damasco emitiese un escueto comunicado el martes en el que reconocía haber alcanzado un acuerdo, pero desde la Liga Árabe se sembrase después la incertidumbre al respecto.
Finalmente, el presidente de la comisión mediadora árabe, el ministro catarí de Exteriores, Hamad bin Yasem al Zani, compareció ante la prensa para leer la hoja de ruta y lanzar una advertencia: la única garantía válida por parte de Siria es la inmediata implementación del plan para acabar con la crisis.
Si no lo hace así, amenazó Al Zani, los países árabes volverán a reunirse para tomar medidas. Además del cese de la represión violenta y la liberación de los detenidos, el plan estipula el repliegue de ciudades y barrios del país de "toda presencia armada".
A medida que se logre un progreso "palpable" en el cumplimiento de los compromisos, la comisión ministerial árabe abrirá consultas con las autoridades y la oposición para preparar una conferencia de dialogo nacional.
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