El líder del Partido Conservador, David Cameron, ganador de las elecciones británicas aunque sin mayoría absoluta, ha tendido una mano a los liberaldemócratas con una oferta "global" de gobierno, que los dos partidos comenzaron a discutir anoche y que podría ser la llave de Downing Street.
Con 306 escaños (36,1 por ciento de los votos), los conservadores han sido los que más representación han obtenido en la Cámara de los Comunes de Westminster, frente a los 258 del aún gobernante Partido Laborista (29,1 por ciento), pero tendrán que buscar aliados.
Al no llegar los "tories" en estas elecciones (con una participación del 64 por ciento) a los 326 escaños necesarios para gobernar en solitario, el Reino Unido se encuentra por primera vez desde 1974 con un "Parlamento colgado" (sin mayoría absoluta), una tesitura complicada que fuerza a los partidos a negociar eventuales alianzas o apoyos tácticos.
Ante una situación así, el todavía primer ministro y líder laborista, Gordon Brown, está legitimado para continuar al frente del gabinete mientras se trata de buscar una salida.
No obstante, el liberaldemócrata Nick Clegg, cuya formación logró un resultado decepcionante en las urnas al obtener solamente 57 escaños (23 por ciento de los votos) tras la euforia de la campaña, reiteró ayer su convicción de que corresponde a los conservadores dar el primer paso para formar gobierno.
Sus palabras fueron rápidamente aprovechadas por el líder "tory", que se apresuró a hacer una invitación a los liberaldemócratas, con quienes, pese a discrepar en materias clave, se ha mostrado dispuesto a encontrar vías de entendimiento.
"Quiero hacer una oferta global, amplia y sincera a los liberaldemócratas. Quiero que trabajemos juntos para afrontar los grandes y urgentes problemas de nuestro país", manifestó Cameron. El líder "tory" advirtió, sin embargo, de que su partido sigue "opuesto firmemente a conceder más poderes a la Unión Europea" y no será "blando" en materia de inmigración frente a la propuesta liberaldemócrata de regularizar la situación de los "sin papeles" que lleven años viviendo en Reino Unido.
Cameron también dejó claras sus diferencias con los liberales en materia de defensa al aludir, aunque sin nombrarlo, a que no aceptará la no renovación del sistema nuclear "Trident", uno de los puntos clave del "manifiesto" liberal.
Asimismo, indicó que los "tories" siguen "completamente convencidos" de que el nuevo Ejecutivo, sea cual sea, que heredará el peor legado que recibe un gobierno en al menos 60 años, deberá empezar a recortar este año "el récord de 163.000 millones de libras de déficit" que afronta el país.
Comenzar este mismo año a atajar el enorme déficit presupuestario que sufre Reino Unido es un objetivo prioritario de los conservadores, en el que difieren de liberaldemócratas y laboristas, partidarios ambos de posponer los recortes hasta que vaya consolidándose la recuperación.
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