El jefe de Estado de Polonia, Lech Kaczynski, y otras 95 personas, entre ellas más de una veintena de altos cargos políticos y militares, murieron ayer al estrellarse en Rusia el avión en el que se dirigían al lugar donde en 1940 fueron ejecutados miles de oficiales polacos.
En la catástrofe del Túpolev-154 murieron 96 personas, de las cuales más de 80 integraban una delegación oficial de Polonia encabeza por el presidente Kaczynski que viajaba, acompañado también de su esposa María, a la localidad rusa de Kátyn para rendir homenaje a los miles de polacos víctimas del estalinismo.
El accidente se produjo aproximadamente a un kilómetro del aeropuerto militar ruso de Smolensk, en medio de una densa niebla.
Los fiscales rusos informaron de que se estudian tres hipótesis de la catástrofe, que tienen que ver con "las condiciones meteorológicas desfavorables, el llamado 'factor humano' y posibles fallos técnicos en los equipos del avión", mientras el Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas de Rusia ha asegurado que el piloto del avión "no cumplió" las ordenes que le dio el control terrestre.
Con esta tragedia, Kátyn inscribió ayer una nueva página negra en la historia de Polonia. "Es un lugar maldito. En 1940 murió allí la elite militar polaca, ahora lo hizo la de la actual República", declaró el ex presidente de Polonia Alexandr Kwasniewski en alusión a Katyn. "Un drama como éste no lo ha visto nunca el mundo moderno", lamentó el primer ministro polaco, Donald Tusk, quien anunció su desplazamiento inmediato a la ciudad rusa de Smolensk, en cuyas inmediaciones de estrelló el Túpolev-154 presidencial.
"Han muerto los jefes de las instituciones estatales más importantes, parlamentarios, sacerdotes, comandantes de las Fuerzas Armadas, el vicepresidente del Parlamento y líderes de partidos políticos", lamentó Tusk.
Por su parte, el presidente del Parlamento polaco y asimismo presidente en funciones del país, Bronislaw Komorowski, decretó ayer una semana de luto nacional, mientras llegaban a Polonia numerosos mensajes de condolencia y solidaridad enviados por líderes de países de todo el mundo.
Tusk y su colega ruso, Vladímir Putin, a quien el presidente Dmitri Medvédev ordenó encabezar personalmente la investigación del accidente, se dirigieron hoy al lugar de la tragedia.
"El primer ministro polaco expresó el deseo de acudir al lugar de la tragedia. Lo recibiré allí, e iremos juntos al lugar de la catástrofe", dijo Putin durante una reunión con el presidente ruso.
Al lugar de la tragedia también se han desplazado los ministros rusos del Interior, Transporte y Situaciones de Emergencia.
Putin indicó que los cuerpos de las víctimas de este accidente serán trasladados a Moscú, donde el Gobierno y el Ayuntamiento de la capital harán "todo lo necesario para recibir a los familiares" que vengan de Polonia.
En cuanto a las causas del accidente, el Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas de Rusia ya declaró de forma rotunda que la tripulación del avión presidencial polaco "no cumplió las órdenes del control terrestre del aeródromo".
Los servicios terrestres bielorrusos fueron los primeros en advertir al "número uno" de la Aviación de Polonia que las condiciones meteorológicas hacían imposible el aterrizaje en Smolensk.
Más tarde se lo repitieron los servicios terrestres rusos, la última vez a 50 kilómetros del aeródromo.
Cuando el avión se encontraba a 1,5 kilómetros y el control terrestre detectó su "peligroso descenso" y "el jefe de vuelos ordenó a la tripulación que pasara al vuelo horizontal, y dirigiera el avión a un aeropuerto de reserva", dijo a la televisión rusa el general Alexandr Alioshin, subjefe del Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas de Rusia.
"La tripulación continuó el descenso que, lamentablemente, terminó trágicamente", puntualizó.
Por su parte, el ministro ruso de Emergencias, Seguéi Shoigú, precisó que el avión presidencial polaco no solo se había desviado de la trayectoria vertical sino también a unos 150 metros de la horizontal.
Hace dos años, cuando el avión presidencial se dirigía a la capital de Georgia, Tiflis, en plena invasión militar rusa y ante condiciones meteorológicas adversas, el piloto del "número uno" de Polonia sí hizo caso a las advertencias meteorológicas y llevó su avión al aeropuerto de reserva, por lo que fue despedido por el presidente Kaczynski
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