Reunión de trabajo del gobierno galo. | Efe - STEPHANE DE SAKUTIN

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El Gobierno francés despejó este jueves su camino con el visto bueno final del Senado al presupuesto para 2025, lo que facilita mucho su supervivencia de cara a los próximos meses a pesar de su debilidad en la Asamblea Nacional (cámara baja). El Senado aprobó las cuentas públicas por una cómoda mayoría de 219 votos a favor y 107 en contra para sellar una votación sin sorpresas, ya que esa cámara tiene una mayoría clara de centroderecha que respalda al Gobierno.

Se trataba del último trámite parlamentario después de que la Asamblea Nacional rechazase la víspera una moción de censura presentada por la izquierdista La Francia Insumisa (LFI) debido a que el primer ministro, François Bayrou, se acogió al artículo 49.3 de la Constitución para aprobar el presupuesto saltándose el voto de esa cámara. «Este presupuesto no es ideal para ningún partido, pero está a la altura de la situación del país», afirmó hoy la ministra de Hacienda, Amélie de Montchalin, quien consideró que «devuelve de nuevo la confianza» en Francia.

De Montchalin agradeció «la responsabilidad» de los grupos políticos y parlamentarios que han permitido que el presupuesto salga adelante a pesar de sus profundas diferencias. «En nuestro país, podemos seguir oponiéndonos sin bloquear», insistió. La ministra se refería a la postura de varios grupos políticos, como el Partido Socialista (PS), que no respaldaron la moción de censura pese a sus fuertes discrepancias, con el argumento de que una caída del Gobierno -después de la que en diciembre se llevó por delante al Ejecutivo de Michel Barnier- sería mucho peor para el país.

Al final, la moción fue apoyada por 128 votos (hacían falta 289 para que tuviera éxito) y solo la respaldaron, además de la Francia Insumisa (LFI), los grupos comunista y ecologistas (así como seis de los 66 diputados socialistas). En contraste, la moción de censura que derribó al Gobierno de Barnier tuvo el apoyo en bloque de los cuatro partidos de izquierda y de la extrema derecha de Marine Le Pen, en una curiosa pinza inhabitual en Francia.

División en la izquierda

Frente al alivio del Ejecutivo de centroderecha con su flamante presupuesto, en la izquierda persisten las dudas sobre el futuro del Nuevo Frente Popular (NFP), creado por cuatro partidos (socialista, LFI, comunista y ecologista) para las elecciones del año pasado. Tras el rechazo socialista a sumarse a la moción de censura, la tensión con la radical LFI se vio avivada por la publicación en redes de un cartel con la leyenda «las nuevas alianzas», en el que los rostros del primer secretario del PS, Olivier Faure, y de Marine Le Pen aparecían como caras opuestas de la misma moneda, sobreimpuestas ante el rostro vigilante de Emmanuel Macron.

La imagen causó un gran revuelo y fuertes protestas de los socialistas, al aparecer en cuentas de redes sociales ligadas a LFI, pero esta formación manifestó que no era una publicación oficial y se limitó a sacar posteriormente otra versión menos agresiva. La presidenta del grupo de LFI en la Asamblea, Mathilde Panot, declaró al canal BFMTV que nunca han establecido «equivalencias» entre el PS y la extrema derecha, pero recalcó que desde ayer ambos partidos tienen «una responsabilidad común» por haber permitido la continuidad de Bayrou y sus presupuestos.

En cuanto a la supervivencia del NFP, Panot sostuvo que sigue vivo entre los insumisos, los ecologistas, los comunistas y los seis diputados socialistas que la víspera rompieron filas con el resto del PS y votaron a favor de la moción de censura presentada por LFI. También se negó a pedir disculpas al PS por el cartel de la discordia hasta que ellos no hagan lo propio por haber dado vía libre a la aprobación del presupuesto. Las cuentas para 2025 incluyen gastos por 585.000 millones de euros, con una previsión de crecimiento del 0,9 % (1,1 % en 2024). El objetivo de déficit público se sitúa en el 5,4 % del PIB (frente al 6,1 % del año pasado) y la deuda pública subirá al 115,5 % del PIB. Con el objetivo de recortar el déficit, el presupuesto incluye subidas de impuestos por 18.000 millones de euros y recortes de gastos de unos 23.000 millones.