Los ataques con drones se produjeron en ocho regiones diferentes de Ucrania, lo que evidencia la amplitud geográfica de las operaciones rusas. Estos ataques se enmarcan en un contexto de presión constante por parte de Moscú a lo largo de la línea del frente en el este y el sur de Ucrania, casi tres años después del inicio de su invasión a gran escala, y con objetivos de infraestructura energética entre sus prioridades de forma recurrente.
En los últimos meses, Rusia ha intensificado sus ataques, lanzando oleadas casi diarias de drones con un doble objetivo: por un lado, busca agotar las defensas aéreas ucranianas; por otro, pretende dañar infraestructuras clave del país. Ante la escalada de ataques con drones por parte de Rusia, Ucrania ha tenido que reforzar sus defensas aéreas y desarrollar estrategias para hacer frente a esta amenaza. Las Fuerzas Aéreas ucranianas han demostrado su capacidad para derribar una proporción significativa de los drones rusos, como se evidencia en el reciente ataque donde más de la mitad de los drones fueron neutralizados. Sin embargo, Kiev sigue reclamando a sus socios internacionales más sistemas de defensa antiaérea para contrarrestar la mayor capacidad militar de su agresor.
Además del derribo directo, Ucrania también está empleando técnicas de guerra electrónica para interferir con los sistemas de control y navegación de los drones, lo que les permite neutralizarlos sin necesidad de destruirlos físicamente. Esta estrategia dual de defensa aérea y guerra electrónica está siendo clave para contrarrestar la amenaza de los drones rusos.
Más allá de los objetivos militares y estratégicos, los ataques con drones rusos están teniendo un impacto directo en la población civil ucraniana. Los drones no sólo amenazan infraestructuras críticas, sino que también generan un clima de miedo e incertidumbre entre los ciudadanos.
El sonido de los drones surcando el cielo nocturno se ha convertido en una realidad cotidiana para muchos ucranianos, que viven con la constante preocupación de un posible ataque. Estos ataques no sólo causan daños materiales, sino que también tienen un profundo impacto psicológico en la población. Al respecto la comunidad internacional reitera a Rusia que cese sus ataques contra la población civil y respete el derecho internacional humanitario. También se han impuesto sanciones económicas y diplomáticas contra Rusia en respuesta a sus acciones en Ucrania. Sin embargo, a pesar de la presión internacional, Rusia parece decidida a mantener su estrategia de presión militar sobre Ucrania.
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