Familiares de fallecidos en un ataque israelí en Gaza. | Reuters - Hatem Khaled

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El cirujano estadounidense Nabeel Rana, quien estuvo trabajando en hospitales del centro y sur de Gaza todo el mes octubre, describe ataques israelíes «indiscriminados» contra la población civil, quirófanos improvisados y familias con todos sus miembros heridos de metralla.

«Esos bombardeos contra escuelas dejan niños en pañales con las extremidades arrancadas, el abdomen abierto y la cabeza destrozada. Lamento ser tan gráfico pero eso es lo que vemos todos los días», explica a EFE Rana en una entrevista telefónica desde Carolina del Norte. El Ejército israelí, por su parte, alega que los centros educativos -muchos de ellos reconvertidos en refugios para los gazatíes desplazados- son usados por los milicianos de Hamás como «centros de mando» para justificar sus ataques, pero no aporta pruebas.

«La muerte indiscriminada de personas inocentes -bajo la premisa de tratarse de ataques precisos- es absolutamente incorrecta y no hay forma de modificar esta historia para justificarla», lamenta este especialista en cirugía vascular. Coincidiendo con el Día Mundial del Niño, las autoridades palestinas denunciaron este miércoles que casi 17.500 menores ya han muerto en esta guerra, y miles más siguen desaparecidos entre toneladas de escombros. Entre las muertes verificadas, hay 710 bebés que nunca llegaron a cumplir su primer año de vida. Rana recuerda, en su primer viaje en verano a la Franja cuando trabajó en el hospital de Al Aqsa, en el área central de Deir al Balah, el caso de una familia cuya madre había sido herida de metralla en la pierna, que le había desgarrado la arteria femoral.

«Ella solo tenía una herida, pero al mismo tiempo estaban en las otras tres salas de operaciones sus tres hijos: de uno, cuatro y cinco años, y cada uno padecía también una sola herida de metralla en el abdomen», recuerda el médico, que dice que si bien la familia estaba lejos del bombardeo y no mostraban quemaduras ni múltiples lesiones, las denominadas «bombas tontas» usadas por Israel igualmente les alcanzaron.

Este lunes, 18 de noviembre, el alto responsable de la Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, calificó la situación en Gaza de «apocalíptica» y recalcó que los niños de 5 a 9 años son el rango de edad más común entre los miles de muertos verificados en Gaza entre noviembre y abril de 2024, según un informe publicado el 7 de noviembre por la Oficina de Derechos Humanos de la ONU. «Esta es una guerra contra los niños. Por eso propuse la suspensión del acuerdo de asociación con Israel», añadió Borrell sobre la propuesta -liderada por Madrid y Dublín- de «no diálogo» con Israel debido a las violaciones de derechos humanos en Gaza, la cual fue rechazada ese mismo día por los Estados miembro.

Al menos 25.973 gazatíes se han quedado huérfanos «obligados a soportar un sufrimiento inimaginable», asegura el Ministerio de Exteriores palestino; mientras que a un ritmo sin precedentes -casi una muerte cada dos días, según datos de la ONU- unos 170 niños han sido asesinados en Cisjordania ocupada, por tropas o colonos israelíes, desde el 7 de octubre de 2023. La víctima más joven es Ruqaya Ahmed Odeh Jahaleen, de 4 años, asesinada a tiros en enero por las fuerzas israelíes cuando aguardaba, junto a su madre, cruzar el puesto de control militar de Beit Iksa, entre Jerusalén y Ramala.

Según el Ejército, un conductor de una camioneta había intentado atropellar a los soldados, entonces estos abrieron fuego y mataron a la pequeña en el taxi de al lado. Para el cirujano Rana, el hecho de que los gazatíes que logran llegar a un hospital con vida estén siendo operados en salas de parto reconvertidas en quirófanos -«pequeñas habitaciones sin luces quirúrgicas ni equipo quirúrgico»- mientras el mundo continúa indiferente más de un año después es «algo indescriptible». «Las cifras de muertos son tan grandes que ni siquiera te impactan, ni siquiera puedes asimilarlas... ¿Qué significan? Nos preguntamos ¿cuántos niños han sido asesinados? Pero ver una sola foto de un niño inocente tirado en el suelo de una sala de emergencias debería ser suficiente para detener esto, y no lo es», se lamenta.