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Cuando la primera potencia mundial cambia de líder, todo el mundo mira para su casa, a la espera de conocer cómo les afectarán esos lejanos resultados. La demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump se enfrentan en uno de los comicios más trascendentales e igualados de las últimas décadas. Dos formas de hacer política que multiplican la incertidumbre. Incluso entre los aliados de Estados Unidos. El Gobierno español, que no oculta su simpatía por el Partido Demócrata, sabe que quien se elija el próximo cinco de noviembre tendrá, inevitablemente, consecuencias en el devenir de las relaciones entre ambos países.

Los cambios sustanciales con los que Europa y España tendrían que lidiar van desde la posible salida (o reducción de inversión) de Estados Unidos de la OTAN, a aspectos como la energía o la imposición de aranceles a productos elaborados aquí. A nivel diplomático no se espera que una posible llegada de Trump signifique una ruptura o un episodio como el de la Argentina de Javier Milei, pese a las conocidas simpatías de Trump hacia Santiago Abascal.

La visión política del actual Gobierno español con la de Trump son antagónicas. La llegada de Sánchez a la Moncloa coincidió con el segundo año de mandato de Trump y durante el resto de la legislatura del presidente estadounidense no se produjo ningún encuentro oficial entre ambos. La llegada de Joe Biden supuso un cambio de postura con respecto a la Casa Blanca y la relación ha sido mucho más fluida, con la visita de Sánchez a Washington, la de Biden a la Moncloa y los elogios del presidente de EEUU a la Cumbre de la OTAN celebrada en Madrid en 2022.

Pese a que el actual Ejecutivo español trata de explotar la faceta internacionalista del presidente, lo cierto es que "la figura de Pedro Sánchez no debería influir mucho en la reacción de Estados Unidos con España según gane uno u otro candidato", explica a 20minutos José Antonio Gurpegui, director del Instituto Franklin. "La relación de Sánchez con Biden no es comparable ni mucho menos a la que tenía Bush con Aznar o Zapatero con Obama", afirma Gurpegui, que añade que se espera cierto continuismo incluso llegando el republicano al Despacho Oval, aunque sí podría empeorar la relación política o la interlocución entre ambos.

Relaciones comerciales

Otro aspecto importante en la relación entre ambos países es el aspecto económico. La Embajada de EEUU en España define la relación comercial entre ambos como "una de las mayores del mundo", con inversiones y comercio bilaterales que ascienden a 1,6 billones de dólares anuales. Según datos del organismo público ICEX, Estados Unidos es detrás de China el segundo socio comercial de España fuera de la UE. En 2023, representó el sexto destino de las exportaciones españolas de bienes y el quinto proveedor de España.

Además, EEUU es el primer inversor en España, tanto en posición como en flujo de empresas estadounidense, así como el primer destino de la inversión española en el exterior, generando la inversión española 79.857 puestos de trabajo y 39.738 millones de euros de cifra de negocios. Si se desgrana por sectores, la primera es la extracción de crudo, petróleo y gas natural, seguido por actividades sanitarias, telecomunicaciones, actividades inmobiliarias, industria química y programación y consultaría.

Es precisamente la importancia en la relación económica entre ambos países lo que hace temer que ocurra lo que sucedió en 2018, cuando el presidente Trump amenazó con imponer aranceles a las exportaciones de automóviles de la UE y decidió imponer medidas contra la importación de acero y aluminio justificándolas en "motivos de seguridad nacional". Esto implicaba un arancel del 25% y 10%, respectivamente; algo que fue respondido por la UE imponiendo aranceles contra productos de EEUU. La Unión Europea prevé un escenario parecido en caso de una victoria de Trump. Altos diplomáticos y funcionarios de Bruselas han asegurado al medio Político que se preparan para una guerra comercial masiva y de alto riesgo si Trump gana un segundo mandato.

La llegada de Biden aflojó la retórica de guerra comercial, pero lo cierto es que "tampoco ha cambiado sustancialmente la política arancelaría de Trump", afirma Gurpegui. El analista asegura que quién inició la deriva hacia el interés comercial de Estados Unidos en el área de Asia-Pacífico en vez de Europa fue Obama. Y ya después, con la llegada de Trump, la situación con la UE "empeoró".

Gurpegui asegura que con una hipotética victoria del magnate "no podría en peligro la relación comercial, pero sí podría verse afectada". "Lo que hará si gana es continuar la política arancelaria, que va a ser incluso más fuerte que la que ha sido hasta ahora. De momento a quien ha mencionado ha sido fundamentalmente a China, pero es previsible que también alcance a Europa", explica el director del Instituto Franklin, que agrega que lo que se podría ver afectado en España sería el aceite de oliva, las olivas de mesa, el calzado y los derivados cárnicos del cerdo.

OTAN y bases militares en España

El último de los grandes temas que se están abordando en la campaña estadounidense que podría tener consecuencias directas en España es la Defensa. La llegada de Harris continuaría con la actual política de envío de ayuda a Ucrania y la permanencia en la OTAN, algo que podría peligrar con Trump. El candidato republicano ha hecho alarde en estos años de que parte de su política aislacionista podría suponer la salida de EEUU de la OTAN, o por lo menos exigir de manera más intensa el aumento en Defensa de los países europeos. Además de frenar la ayuda a Kiev.

La hipotética salida de la OTAN no influiría directamente a España, pero sí que supondría un debate sobre la necesidad de aumentar el gasto en la defensa armamentística o forzar la creación de un ejército europeo, en estos momentos una posibilidad que tiene más de fantasía que de proyecto que se pueda poner en marcha a corto plazo.

En cuanto a las bases que hay en España, Trump nunca ha manifestado que quiera retirar a las tropas estadounidense de Morón y Rota. En este sentido, Gurpegui reconoce que estas bases se mantendrán porque son fundamentales para EEUU, ya que supone "un puente básico para desplazarse a Oriente Medio".