La Armada de Taiwán maniobra en el puerto militar de Keelung. | Reuters - RITCHIE B. TONGO

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Si una obsesión ha marcado los designios de Estados Unidos en clave internacional en los últimos tiempos ha sido plantar cara a China en su incesante ascenso hacia la primacía mundial. Esto es nítidamente así desde Barack Obama, si no antes, según destacan algunos analistas internacionales de prestigio. Quizás la expresión más clara del choque entre ambas superpotencias, sin llegar a plasmarse en un conflicto explícito y abierto, es Taiwán. La soberanía de la Isla cobra relevancia, una vez más, este lunes tras confirmarse nuevas e inéditas maniobras militares envolventes de Pekín.

¿Estamos ante un signo de que algo mayor está a punto de desencadenarse? El Ministerio de Defensa de la administración taiwanesa, proclive a Occidente, ha denunciado que en las últimas horas un total de 125 aviones militares chinos y 17 buques de guerra han participado en una nueva ronda de maniobras de guerra cerca de sus dominios. Pese a que aparentemente las fuerzas chinas no han irrumpido en la zona contigua a Taiwán, Taipei asiste con atención a los movimientos.

No son los únicos que viven con expectación este momento. El primer ministro nipón, Shigeru Ishiba, ha asegurado que Japón está vigilando los ejercicios militares chinos y se prepara para «cualquier desarrollo» en torno a la Isla. «La paz y la seguridad en el estrecho de Taiwán y sus alrededores son extremadamente importantes para la región».

«Japón estará monitorizando atentamente la situación», dijo el recién nombrado primer ministro, un entusiasta de la Defensa que ya ha anunciado incrementos en los presupuestos de esta partida, en declaraciones a los medios japoneses. El ministro de Defensa japonés, Gen Nakatani, también apuntó a la posibilidad de que algún misil empleado por China durante sus maniobras caiga en aguas territoriales japonesas o en sus cercanías, para la cual las tropas niponas han tomado ya las precauciones necesarias.

Pekín ha emprendido este lunes una nueva ronda de maniobras alrededor de Taiwán en las que ha simulado el bloqueo y toma de control de puertos y áreas clave del territorio insular díscolo, ejercicios similares a los que China realizó el mes de mayo pasado en el estrecho de Taiwán y en torno al territorio autogobernado cuya soberanía reclama Pekín.

El gesto viene a responder a las declaraciones del presidente taiwanés, el soberanista William Lai, que vino a señalar que el gigante asiático «no tiene derecho a representar a la Isla», un tema prioritario para China y considerado estrictamente interno, algo que causa fricciones internacionales con Estados Unidos, ya que el país norteamericano es el principal proveedor de armas de Taiwán y podría intervenir para defenderla en caso de conflicto.

Japón, cuyo extremo suroccidental, la isla de Yonaguni, se encuentra a poco más de 110 kilómetros de Taiwán, ha señalado anteriormente que cualquier contingencia en ese territorio podría suponer una emergencia también para su seguridad nacional. En las últimas fechas, patrulleras de estados europeos aliados de Washington, como Alemania, han surcado el Estrecho de Taiwán, algo nunca visto hasta la fecha, en lo que algunos han interpretado como un simbólico desafío a la autoridad de China.

En este contexto muchos ponen su mirada en la próxima semana, cuando se reúne en Kazán (Rusia) la cumbre de los BRICS, los Estados emergentes y de algún modo antagonistas del G7 encabezados por la propia Federación Rusa y China. Algunas voces hacen hincapié en que el actual sistema de relaciones internacionales no hace justicia al peso específico y las potencialidades del gigante asiático. En este sentido, China parece clamar por un nuevo papel más protagonista, a costa de los liderazgos tradicionales. En relación a esto este mismo lunes el presidente de la cámara de diputados rusa, Viacheslav Volodin, ha considerado que «el tiempo de la hegemonía de Washington y Bruselas se está acabando». Se prevé que el encuentro de Kazán congregue a más de 20 líderes mundiales, entre ellos los dirigentes de India, Brasil, así como el mandatario turco y otros países amigos.