Mientras tanto, algunos palestinos desplazados por el asalto israelí a Gaza dijeron que temían que su campamento temporal junto a la playa se inundara por el fuerte oleaje. Las autoridades sanitarias palestinas dijeron que los bombardeos de los tanques israelíes mataron a ocho personas e hirieron a varias más en el campo de refugiados de Nuseirat, en la zona central de Gaza, y que otras seis murieron en un ataque aéreo contra una casa en la ciudad de Gaza.
En la ciudad septentrional de Beit Hanún, un ataque israelí contra un coche mató e hirió a varios palestinos, según las autoridades sanitarias. No estaba claro cuántas de las víctimas eran combatientes y cuántas civiles. En la ciudad meridional de Rafah, donde el ejército israelí lleva operando desde mayo, los tanques avanzaron más hacia la zona noroeste respaldados por aviones de combate, señalaron los residentes.
También informaron de fuertes disparos y explosiones en las zonas orientales de la ciudad, donde las fuerzas israelíes volaron varias casas, según los residentes y los medios de comunicación de Hamás. «Nuestros combatientes están librando feroces tiroteos contra las fuerzas israelíes, que avanzaron hacia el barrio de Tanour, en Rafah», dijo el brazo armado de Hamás en un comunicado.
El ejército israelí ha afirmado que las fuerzas que operan en Rafah habían matado en las últimas semanas a cientos de milicianos palestinos, localizado túneles y explosivos y destruido infraestructuras militares. La exigencia de Israel de mantener el control de la línea fronteriza meridional entre Rafah y Egipto ha sido el centro de un esfuerzo internacional por concluir un acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamás.
Estados Unidos y los mediadores Qatar y Egipto llevan meses intentando garantizar una tregua, pero no han conseguido que Israel y Hamás lleguen a un acuerdo definitivo. Dos obstáculos han sido especialmente difíciles: la exigencia de Israel de mantener fuerzas en el corredor Filadelfia, entre Gaza y Egipto, y los pormenores de un intercambio de rehenes israelíes por prisioneros palestinos en poder de Israel.
Los palestinos desplazados en la zona de al-Mawasi, en el sur de Gaza, se enfrentaban a un nuevo desafío, ya que muchos estaban preocupados por el peligro de las olas. Algunas tiendas instaladas cerca de la playa se inundaron la semana pasada. «Basta, basta, basta. La ocupación (Israel) nos empujó al mar, donde creíamos que era seguro; la semana pasada todo se inundó y el mar se llevó algunas tiendas, eso podría volver a ocurrir, ¿adónde iríamos?», dijo Shaban, de 47 años, ingeniero eléctrico desplazado de la Ciudad de Gaza.
Esta última guerra en el conflicto palestino-israelí, que dura ya décadas, se desencadenó el pasado 7 de octubre, cuando Hamás atacó Israel, matando a 1.200 personas y tomando unos 250 rehenes, según los recuentos israelíes. El posterior asalto israelí al enclave gobernado por Hamás ha matado a más de 41.000 palestinos, según el Ministerio de Sanidad local, al tiempo que ha desplazado a casi toda la población de 2,3 millones de habitantes, provocando una crisis de hambre y dando lugar a acusaciones de genocidio ante la Corte Internacional de Justicia que Israel niega. Israel afirma que su objetivo es erradicar a Hamás, alineado con Irán, al que considera una amenaza para su propia existencia.
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