Imagen de archivo del Papa Francisco | GIUSEPPE LAMI

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El Papa Francisco se convirtió el viernes en el primer pontífice en dirigirse a una cumbre del Grupo de los Siete, advirtiendo a los líderes mundiales que nunca se debe permitir que la inteligencia artificial se imponga a la humanidad. Un grupo de líderes mundiales abrazó calurosamente al papa, de 87 años, mientras se abría paso alrededor de su enorme mesa ovalada, empujado en una silla de ruedas, ya que la edad y la enfermedad limitan su movilidad.

Francisco afirmó que la IA representa una «transformación de época» para la humanidad, pero subrayó la necesidad de supervisar de cerca esta tecnología en constante desarrollo para preservar la vida y la dignidad humanas. «Ninguna máquina debería elegir jamás quitar la vida a un ser humano», dijo, añadiendo que las personas no deberían dejar que algoritmos superpoderosos decidan su destino. «Condenaríamos a la humanidad a un futuro sin esperanza si quitáramos a las personas la capacidad de tomar decisiones sobre sí mismas y sus vidas, condenándolas a depender de las elecciones de las máquinas».

El G7 reúne a los líderes de Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Canadá y Japón. Además, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, anfitriona de la cumbre, invitó a otros 10 países a unirse a las conversaciones del viernes, entre ellos el primer ministro de la India y los presidentes de Turquía y Kenia. Al entrar en la sala de conferencias antes de su discurso, Francisco fue arropado calurosamente por su compatriota Javier Milei, presidente argentino, al tiempo que recibió un abrazo del rey Abdulá de Jordania, un beso del primer ministro canadiense Justin Trudeau y mantuvo una larga conversación en voz baja con el mandatario estadounidense, Joe Biden.

El papa Francisco reconoció la ambivalencia que rodea a la IA, afirmando que podría inspirar entusiasmo y ampliar el acceso al conocimiento en todo el mundo. «Pero, al mismo tiempo, podría traer consigo una mayor injusticia entre las naciones avanzadas y las que están en vías de desarrollo, o entre las clases sociales dominantes y las oprimidas», afirmó. «Depende de todos hacer un buen uso (de la IA), pero corresponde a la política crear las condiciones para que ese buen uso sea posible y fructífero».