Tohá indicó que se tienen «reportes en otros lugares donde hay indicios de que puede haber más personas fallecidas, pero no hay confirmación en terreno». El fuego, que aún no está controlado, ha destruido por el momento un millar de viviendas en distintas localidades de la región, donde el presidente chileno, Gabriel Boric, decretó el estado de excepción por catástrofe para poder movilizar los recursos necesarios con el fin de enfrentar la emergencia.
«Dispondremos de todos los recursos técnicos y humanos para combatir los incendios forestales porque la prioridad siempre es la seguridad de las familias. ¡No los dejaremos solos!», publicó en su cuenta de X el mandatario, quien sobrevolará la zona a mediodía del sábado. Las autoridades decretaron un toque de queda para este sábado desde las 08.00 hora local hasta el mediodía en varias localidades de la región para agilizar la llegada de servicios de emergencia y evitar desplazamientos innecesarios, una medida que «ha servido» y podría repetirse durante la noche, informó Tohá.
«Entre el día de ayer y de hoy hemos pasado de 30.000 a 43.000 hectáreas incendiadas», apuntó Tohá, que no descartó que varios de los focos fueran intencionados y reconoció estar especialmente preocupada por los fuegos de Las Tablas, con al menos 6.800 hectáreas quemadas, y Lo Moscoso, con 1.150 hectáreas.
Entre los sectores más afectados se encuentran las localidades de Quilpué y Villa Alemana y sectores como El Olivar, Achupallas o Canal de Chacao, ubicados en cerros densamente poblados que rodean la ciudad costera de Viña del Mar. «Estamos frente a una situación compleja y crítica», reconoció el gobernador regional, Rodrigo Mundaca. Los incendios coinciden con una de las olas de calor más intensas de los últimos años, con temperaturas que han rozado los 38 grados en la zona central.
El director nacional de Senapred, Alvaro Hormazabal, avisó de que «las condiciones van a ser muy similares a las de ayer y es posible que a mediodía se levanten de nuevo las llamas porque se esperan fuertes rachas de viento». Chile vivió el año pasado la ola de incendios más mortífera de su historia, que dejó 27 personas fallecidas y miles de viviendas destruidas en regiones del centro-sur del país, como La Araucanía, Biobío y Ñuble. Aunque Chile ha vivido uno de los inviernos más lluviosos de los últimos 15 años, los especialistas llevan meses alertando de que la sequía no se ha erradicado y que existe una gran probabilidad de que se desarrolle vegetación fina y muerta en la zona centro-sur de fácil combustión.
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