«Tras los procedimientos de identificación llevados a cabo por médicos y rabinos militares, representantes de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han informado este viernes a las familias de Beiser y Sherman (...) del hecho de que sus cuerpos han sido recuperados y trasladados al territorio del Estado de Israel», ha dicho. «La misión nacional que tenemos ante nosotros es localizar a los desaparecidos y lograr que todos los secuestrados vuelvan a casa. Estamos trabajando junto a las agencias de seguridad y con todos los medios operativos y de Inteligencia para lograr la vuelta a casa de todos los secuestrados», ha remachado.
El anuncio ha llegado horas después de que el Ejército de Israel afirmara haber recuperado en Gaza el cuerpo del ciudadano franco-israelí Elia Toledano, de 28 años, secuestrado el 7 de octubre por Hamás. La ministra de Exteriores de Francia, Catherine Colonna, ha mostrado su «inmenso dolor» por la noticia.
Estos hechos coinciden en el tiempo con una polémica. El ministro de Seguridad Nacional de Israel, el ultraderechista Itamar Ben Gvir, ha tildado este viernes de «vergonzoso» que el Ejército haya suspendido a varios militares que cantaron una canción de Janucá y entonaron rezos judíos a través del altavoz de una mezquita en la ciudad cisjordana de Yenín, en el marco de una nueva operación a gran escala en la zona. «Es lamentable que el Ministerio de Defensa introduzca la política en el seno de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI)», ha señalado en un mensaje en su cuenta en la red social X, antes de indicar que los soldados son «héroes» que «arriesgaron sus vidas en la operación en Yenín».
Así, ha recalcado que la decisión de suspender a estos militares es «vergonzosa» y ha incidido en que «daña la moral» de los soldados, después de que el Ejército de Israel afirmara que todos ellos habían sido apartados inmediatamente y describió su comportamiento como «grave» y «totalmente contrario a los valores de las FDI)». El campamento de refugiados de Yenín ha sido uno de los epicentros de las operaciones de seguridad de las fuerzas de Israel durante los últimos meses, incluida una operación a gran escala en julio, la de mayor envergadura en Cisjordania desde la Segunda Intifada, hace cerca de dos décadas.
Por su parte, la ofensiva contra Gaza fue lanzada por el Ejército de Israel tras los ataques perpetrados por Hamás, que dejaron cerca de 1.200 muertos y unos 240 secuestrados. Las autoridades de la Franja, controladas por el grupo islamista, han denunciado hasta ahora cerca de 18.800 muertos, a los que se suman más de 270 palestinos muertos en operaciones de las fuerzas de seguridad y por ataques de colonos en Cisjordania y Jerusalén Este.
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