Al amanecer, cerca de una comisaría del centro de la ciudad, se oía el ruido constante de la metralla. Las calles estaban desiertas, salvo por una anciana y una niña montadas en un carro tirado por un burro. «Fue una de las noches más terribles, la resistencia era muy fuerte, se oían disparos y explosiones que no cesaron durante horas», declaró a Reuters un padre de cuatro hijos desplazado de la ciudad de Gaza y refugiado en Jan Yunis que no quiso ser identificado por temor a represalias. «En Jan Yunis, los tanques llegaron hasta la calle Jamal Abdel-Nasser, en el centro de la ciudad. Los francotiradores tomaron posiciones en los edificios de la zona», dijo. Israel lanzó el asalto de Jan Yunis esta semana tras el fracaso de una tregua, extendiendo su guerra terrestre a la mitad sur de Gaza en una nueva fase ampliada de su campaña de dos meses para acabar con los militantes de Hamás. Las organizaciones humanitarias internacionales afirman que esto ha dejado a los 2,3 millones de habitantes del enclave sin ningún lugar donde esconderse.
En una de las casas de Jan Yunis destruidas por los bombardeos durante la noche, los familiares de los fallecidos revisaban los escombros. Sacaron de debajo de la mampostería el cadáver de un hombre de mediana edad vestido con una camiseta amarilla. «Rezamos la oración de la noche y nos fuimos a dormir, luego nos despertamos y nos encontramos que la casa se había caído encima nuestro», dijo Ahmed Abdel Wahab. «Las fuerzas de defensa civil vinieron y rescataron a quienes pudieron, y esto es lo que ha quedado. Tres pisos se derrumbaron. Dios es nuestro salvador y el que dispone de nuestros asuntos».
Israel rechaza el alto al fuego
El grupo militante Yihad Islámica, aliado de Hamás en Gaza, afirmó que sus combatientes luchaban contra las fuerzas israelíes en la zona. El Ejército israelí dijo que bombardeó pozos de túneles subterráneos en Jan Yunis y atacó a un escuadrón de hombres armados palestinos que preparaban una emboscada, pero no dijo nada sobre ningún avance de tanques allí. Ambas partes informaron también de intensos combates en el norte de la Franja de Gaza. Allí sonaron explosiones al amanecer y se pudieron ver columnas de humo desde el otro lado de la valla de Israel. El Estado judío prometió aniquilar a Hamás, que gobierna Gaza desde 2007, después de que militantes irrumpieran a través de la valla el 7 de octubre y arrasaran varias ciudades, matando a 1.200 personas y tomando a 240 rehenes. Desde entonces, las autoridades sanitarias de Gaza afirman que se ha confirmado la muerte de al menos 17.700 personas en ataques israelíes, y que hay miles más desaparecidas y presuntamente muertas bajo los escombros. El número de víctimas ya no incluye las cifras de las zonas del norte del enclave, fuera del alcance de las ambulancias y donde los hospitales han dejado de funcionar. La inmensa mayoría de los habitantes de Gaza se han visto obligados a abandonar sus hogares, muchos de ellos huyendo varias veces con sólo las pertenencias que pueden cargar.
Israel afirma que está haciendo lo que puede para protegerlos, pero incluso su aliado más cercano, Estados Unidos, afirma que no ha cumplido sus promesas. El asedio ha cortado los suministros, y la ONU advierte de hambre y enfermedades. En una conferencia internacional celebrada en Qatar, que actuó como principal mediador en una tregua de una semana en la que se liberó a más de 100 rehenes, los ministros de Asuntos Exteriores árabes criticaron a Estados Unidos por vetar el viernes una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que exigía un alto el fuego humanitario. El primer ministro de Qatar, Sheikh Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, afirmó que la guerra corría el riesgo de radicalizar a toda una generación en Oriente Medio. En tanto, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dijo que «no renunciaría» a pedir un cese al fuego. Israel ha rechazado las peticiones de que detenga los combates.
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