El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, escucha una intervención en la noche electoral. | Efe - Miguel Gutiérrez

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La cuestión había pasado más o menos desapercibida a este lado del mundo hasta este pasado domingo. En las últimas horas, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se ha arrogado derechos sobre una región en disputa con Guyana apoyado en el voto popular. Una región que, curiosamente, es rica en hidrocarburos y materias primas naturales. Ante la ofensiva de Caracas por Esequibo ya hay voces que cuestionan en voz alta si estamos asistiendo a la preparación de una escalada bélica a mayor nivel del imaginado por propios y extraños en la región sudamericana.

El presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, Elvis Amoroso, informó que el referéndum realizado este pasado domingo sobre el Esequibo, territorio en disputa con Guyana, ha sido aprobado con una «abrumadora» mayoría, al haber recibido más del 95 por ciento de los votos. El presidente venezolano ha encabezado el cierre de la consulta popular, celebrando los resultados y manifestando que «el pueblo de Venezuela ha hablado alto y claro para luchar por el futuro de la patria y el futuro de Venezuela».

«Hemos dado los primeros pasos de una nueva etapa histórica para luchar por lo nuestro», ha concluido. «Lo hemos cumplido, el referéndum se hizo y ha sido un éxito total de nuestro país y nuestra democracia. Una victoria abrumadora del 'sí' en toda Venezuela, con un nivel importante de participación», ha destacado, antes de añadir que el objetivo era «unir todo lo que pueda ser unido para luchar» por el Esequibo. Además, ha aseverado que el país «cuenta con un sistema electoral transparente y confiable».

Sin embargo, el partido político Voluntad Popular, de la oposición, ha rechazado los resultados y ha pedido observación internacional «imparcial» y una auditoría del proceso electoral en todas sus etapas. Horas antes, consideró que se trataba de una «crónica de un fracaso anunciado» al afirmar que había centros de votación vacíos en todo el territorio nacional. El conflicto territorial se remonta al siglo XIX, pero la tensión política ha aumentado en los últimos meses, entre otras razones después de que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) se declarase competente sobre el caso, en contra del criterio de Venezuela.

Guyana quiere aprovechar los recursos naturales de la zona, también conocida como Guayana Esequiba. El pasado viernes, la CIJ ordenó a Venezuela «abstenerse de cualquier acción» que pudiese «modificar» la situación actual en el Esequibo, en una medida cautelar que, sin embargo, no alude al referéndum consultivo del Gobierno Maduro. Asimismo, el presidente de Guyana, Irfaan Ali, ha asegurado que «no serán pisoteados» por Venezuela sobre la anexión del territorio en disputa y rico en minerales y recursos naturales.

En un discurso ante una multitud en el Estadio Nacional de Providence, el jefe de Estado ha indicado que «ni el pueblo ni él se dejarán pisotear» y ha dirigido su mensaje a su homólogo venezolano: «Ninguna propaganda o mentira va a meter miedo en mi corazón o el corazón de los guyaneses». Así, ha instado a «honrar la orden de la Corte Internacional de Justicia» y «demostrar que se preocupan por la región, por su gente y por la paz». No obstante, el presidente de Guyana ha instado a la población a mostrar «empatía y amor» a la población venezolana, especialmente a los que han emigrado debido a la situación política en el país caribeño.