Itamar Ben Gvir (C) habla con el primer ministro israelí. | Efe - ABIR SULTAN

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El ministro israelí de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar Ben Gvir, visitó la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén con ocasión de la festividad judía de Tishá B'Av, lo que marca la tercera visita al lugar desde su llegada al Gobierno y aumenta el malestar entre los palestinos. «Esta mañana subí al Monte del Templo, nuestro templo que fue destruido por el odio gratuito», dijo Ben Gvir a través de su cuenta de Twitter, utilizando el término que emplean los judíos para referirse al lugar. La referencia a la destrucción del templo responde a la conmemoración hoy de la destrucción de los templos del rey Salomón y su sucesor Herodes.

La jornada de Tishá B'Av (día 9 del mes de Av según el calendario judío) es recordada por centenares de miles de observantes judíos en las sinagogas de todo el país y, en Jerusalén, el epicentro del duelo es el Muro de las Lamentaciones, vestigio de la pared que circundaba el recinto donde se alzaron los dos santuarios bíblicos y que hoy acoge la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar más importante para el Islam.

«Precisamente en este lugar santo es importante que recordemos que cuando un terrorista mira por la ventana, no diferencia entre nosotros, no diferencia entre derecha e izquierda. Para él todos somos un solo pueblo», señaló Ben Gvir tras su visita al sitio esta mañana. Las declaraciones del ministro llegan en un contexto de elevada tensión interna en Israel, donde la reforma judicial impulsada por el Gobierno de Benjamín Netanyahu ha generado una ola de multitudinarias protestas y una fuerte polarización social.

Por otra parte, la visita de Ben Gvir a la Explanada, donde se ubica la importante mezquita de Al Aqsa, generó una fuerte respuesta por parte de autoridades palestinas. El movimiento islamista Hamás, que gobierna en la Franja de Gaza, denunció a través de un comunicado que «las masivas y continuas incursiones de esta mañana de colonos y ministros del Gobierno del enemigo sionista son una peligrosa escalada de la guerra religiosa que libra la ocupación (israelí) contra Jerusalén y la bendita mezquita de Al Aqsa».

El Ministerio de Exteriores de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que gobierna en parte de Cisjordania, condenó el «asalto» a la Explanada por parte de Ben Gvir y lo consideró «una tapadera oficial israelí para las continuas incursiones y los planes para judaizar la mezquita de Al Aqsa» en el marco de «los procesos de judaización de Jerusalén».

Según ese «statu quo» vigente desde 1967 -cuando Israel ocupó la parte este de Jerusalén donde se ubica la Explanada- el recinto está reservado exclusivamente al culto de musulmanes, mientras que los judíos solo pueden entrar como visitantes, ya que las leyes judías prohíben a sus fieles orar en el lugar más sagrado para ellos, algo solo permitido a algunos rabinos.

Por eso, el rezo judío se practica en el Muro de los Lamentos -ubicado en uno de los laterales de la Explanada-, y así lo aconseja el Gran Rabinato de Israel, aunque en los últimos años, algunos rabinos alineados con el movimiento del sionismo religioso han cambiado esa recomendación y abogan por el rezo donde se levantó el Segundo Templo. Para los palestinos e incluso para Jordania -país que custodia el lugar desde 1967-, ese cambio es más político que religioso, un intento de judaización e israelización de todo Jerusalén.