Así las cosas el propio secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha apuntado que «cuando acabe la guerra» los aliados deben asegurarse de que «la historia no se repite». «Con el objetivo de parar el patrón de agresión rusa contra Ucrania, necesitamos tener marcos que doten de garantías de seguridad a Ucrania para que la historia no se repita», ha argumentado.
Hasta el momento, el líder de la organización atlántica había considerado prematuro definir este marco, si bien se espera que la relación futura de Kiev con la OTAN centre el debate en la cumbre de líderes aliados del mes de julio en Lituania.
A su llegada, la ministra de Exteriores de Francia, Catherine Colonna, ha subrayado la necesidad de que los socios de la OTAN reflexionen juntos sobre las garantías de seguridad que puedan brindar a Ucrania, algo que no ha desligado de su senda euroatlántica para integrarse en la organización militar. «Todos los estados soberanos tienen el derecho de elegir libremente sus alianzas», ha defendido. Su homóloga canadiense, Melanie Joly, ha incidido en la necesidad de dar compromisos de seguridad a largo plazo a Ucrania.
«Tenemos que asegurarnos de que no permitimos a Rusia reorganizarse y volver a invadir Ucrania», ha señalado, subrayando que Moscú seguirá siendo un vecino peligroso para Ucrania pese a que acabe la guerra. Más cauto se ha mostrado el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, que no ha querido adelantar si España apoyaría que se ofrezcan garantías de seguridad adicionales a Kiev, señalando que primero escuchará lo que proponen sus colegas. «Lo que sí creo es que de aquí tiene que salir un mensaje político fuerte a Ucrania y que desde luego hay que avanzar sobre lo que ya se le trasladó en la cumbre de Bucarest», ha abundado Albares.
En este sentido, los países bálticos han llegado a la reunión en Noruega con un mensaje más contundente a favor de la entrada de Ucrania en la organización militar, al poner de relieve que formar parte de la OTAN es la mejor garantía de seguridad posible que se puede brindar a Ucrania. Así, el titular de Exteriores estonio, Margus Tsahkna, ha reclamado dar un «camino claro» a Ucrania sobre su entrada en la OTAN como miembro de pleno derecho, ya que a su juicio la pertenencia a la organización es la «clara garantía de seguridad» que necesita Kiev tras la invasión rusa.
«Debemos dar el mensaje claro de que no habrá zonas grises en el vecindario de Rusia», ha abogado, al tiempo que ha pedido dar pasos adelante con el ingreso de Ucrania y dejar atrás el lenguaje de la cumbre de Bucarest de 2008, cuando la OTAN reconoció la perspectiva atlántica de Kiev pero sin un calendario claro para su adhesión.
En una línea similar, su colega lituano, Gabrielus Landsbergis, ha presionado sobre el ingreso de Ucrania en la OTAN y ha recordado que las autoridades ucranianas llevan 14 años «esperando una respuesta y no ha recibido aún ninguna». «Es hora de que nos sentemos y encontremos una respuesta concreta y específica sobre cómo Ucrania va a avanzar para convertirse en miembro de la OTAN algún día», ha expuesto.
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