Durante las tres rondas del miércoles, McCarthy recibió 201 apoyos, Jeffries los 212 de su partido y el republicano Byron Donalds, de Florida, recibió 20. Hubo, además, una abstención en la bancada conservadora. Los 20 apoyos de Donalds vinieron de una facción ultraconservadora del Partido Republicano que se opone a que McCarthy sea presidente de la Cámara, y que desde el martes no le vota a él y sí a candidatos alternativos. Y eso a pesar de que el expresidente Donald Trump (2017-2021) pidió este mismo miércoles a todos los republicanos que voten a McCarthy.
«Republicanos, no conviertan un gran triunfo en una derrota gigante y vergonzosa», expresó Trump en su red social, Truth Social, antes del comienzo de las votaciones de hoy. Una de las republicanas díscolas, Lauren Boemert, sugirió desde su escaño que Trump debería, por contra, llamar a McCarthy y pedirle que se retire. También se manifestó al respecto el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien antes del inicio de las votaciones de hoy calificó de «vergonzoso» el bloqueo de la Cámara Baja por las divisiones entre republicanos y advirtió a los conservadores de que «el resto del mundo los está mirando».
Margen para el acuerdo
Aunque el resultado del miércoles fue incluso más devastador para McCarthy que el del martes, cuando recabó 203 apoyos de su partido en las dos primeras votaciones, y 202 en la tercera, los últimos mensajes de algunos republicanos clave apuntan a que hay margen para un acuerdo. El propio McCarthy ya había avisado a varios reporteros presentes en el Capitolio, justo antes de volver al hemiciclo tras un receso decretado horas antes, que no creía que una nueva votación hoy fuera a cambiar el resultado pero sí podría hacerlo en el futuro.
Poco antes de la decisión de postergar el proceso hasta el jueves, el grupo de financiación vinculado a McCarthy Congressional Leadership Fund (CLF) llegó a un acuerdo para no invertir dinero en campañas donde los republicanos tengan asegurado el escaño, una demanda clave de los republicanos díscolos. Algunos de estos representantes acusan al aspirante republicano de financiar a candidatos más moderados en las elecciones de medio mandato de noviembre, en las que los conservadores lograron arrebatar el control de la Cámara Baja a los demócratas pero se quedaron lejos de los buenos resultados que muchos medios auguraban.
Legisladores díscolos
Esos legisladores díscolos critican además a McCarthy por no haber negociado con ellos una reforma del reglamento de los debates ni los nombres para liderar los comités del Congreso en la nueva legislatura. El reglamento no contempla otra alternativa a que se sigan repitiendo votaciones hasta que alguien logre la mayoría necesaria. Toda actividad legislativa, así como la confirmación de los nuevos miembros de la cámara, está en suspenso hasta que se elija a su presidente. La última vez que hizo falta más de una votación para elegir al presidente de la Cámara Baja fue hace cien años. Entonces, hicieron falta nueve votaciones para cerrar el proceso. El líder de la Cámara de Representantes es la tercera autoridad del país, después del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y de la vicepresidenta, Kamala Harris, quien también preside el Senado.
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