El caos de las protestas fue «aprovechado por grupos terroristas» para cometer un ataque a tiros en la ciudad de de Ize, en el sur de Irán, según la agencia oficial IRNA. Allí, hombres armados que viajaban en motocicletas abrieron fuego contra viandantes y policías en el mercado central de la ciudad, matando al menos a siete personas e hiriendo a 15. Tres sospechosos han sido detenidos por su supuesta implicación en el ataque, informó Ali Dehqani, director del Departamento de Justicia de Juzestán, donde está situada Ize, según la agencia Tasnim.
Esa ciudad vivió anoche fuertes choques, en los que los manifestantes prendieron fuego a un seminario religioso, según Tasnim. En otro ataque, hombres armados que se desplazaban en motocicletas dispararon contra fuerzas de seguridad en la ciudad de Isfahan, en el centro del país, y mataron a dos basiji (milicianos islámicos) e hirieron a ocho personas más. Además, tres personas murieron en la ciudad de Semirom, en la provincia de Isfahan, en circunstancias no explicadas por las autoridades.
Las protestas se han intensificado desde el martes, tras un llamamiento de activistas a conmemorar las movilizaciones de 2019, en las que murieron 300 personas, según Amnistía Internacional. En numerosas ciudades del país se están produciendo huelgas, pero es difícil conocer su alcance dadas las limitaciones de internet y la falta de información oficial. Activistas informaron en Teherán de cierres en el Gran Bazar, un extremo que EFE no pudo verificar, pero el popular bazar de Tajrish se encontraba ayer totalmente abierto. En otro conocido centro comercial de la capital varias tiendas estaban cerradas y algunos comerciantes gritaban «muerte al dictador», en referencia al líder supremo de Irán, Ali Jameneí.
El portavoz de la policía, Mehdi Hayian, afirmó que algunos individuos estaban amenazando a los comerciantes del Gran Bazar y otros mercados para que cerrasen tratando de provocar «el terror». Las protestas están protagonizadas sobre todo por jóvenes y mujeres al grito de «mujer, vida, libertad», lanzan consignas contra el Gobierno y queman velos, uno de los símbolos de la República Islámica y algo impensable no hace mucho.
Las fuerzas de seguridad están reprimiendo duramente las protestas, mientras que las autoridades censuran internet y las comunicaciones para tratar de pararlas. Al menos 326, entre ellos 43 menores de edad, han muerto en la represión policial, según la a ONG Iran Human Rights, con sede en Oslo. Además, hasta ahora cinco personas han sido condenadas a muerte por su participación en las movilizaciones, mientras que unas 2.000 han sido acusadas de diversos delitos por manifestarse. La Tercera Comisión de la Asamblea General de la ONU aprobó ayer por 79 votos a favor, 28 en contra y 68 abstenciones una resolución crítica con Irán por las últimas revueltas y la amplia represión desatada para desactivarlas.
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