Antes de su discurso, Kwarteng anunció esta mañana que anulaba el recorte previsto, del 45 al 40 %, de la banda más alta del impuesto sobre la renta, tras las críticas recibidas de diputados de su formación, que indicaron que no votarían a favor de la medida en el Parlamento. En su comparecencia ante otros miembros del Gobierno y la base conservadora, el titular de Economía adujo que el revuelo causado por su iniciativa de rebajar los impuestos a los adinerados ha sido «una distracción» y «una pequeña turbulencia», que no debe impedir sacar adelante el resto de la estrategia gubernamental. En primera fila del auditorio estaba, flanqueada por sus ministros, la primera ministra conservadora, Liz Truss, que en la inauguración del congreso el domingo aseguró que no se revertiría la decisión de eliminar la franja del 45 %. El aluvión de reproches recibido por impulsar esta controvertida política en un momento de crisis por el incremento del coste de la vida llevó a que, en un giro dramático, Kwarteng anunciara hoy que la anulaba.
El ministro, que se confesó «totalmente proempresa», insistió en que sí seguirá adelante con su intención de cancelar la subida que estaba programada, del 19 al 25 %, del impuesto de sociedades y adelantó que en los próximos días detallará medidas para acelerar el crecimiento del producto interior bruto (PIB), hasta una meta del 2,5 %. Entre estos elementos para expandir la economía y mejorar la productividad habrá una liberalización de las normas de planificación y construcción, la agricultura, servicios financieros, la mejora de la provisión de guardería y una reforma de los subsidios sociales, indicó. También prometió eliminar cualquier resto de legislación europea que «esté impidiendo avanzar al país», en uno de los momentos más aplaudidos del discurso, que apenas consiguió arengar a las bases. Kwarteng se comprometió a actuar con «responsabilidad fiscal», tras ser censurado por presentar el pasado 23 de septiembre un «plan de crecimiento» con grandes recortes impositivos sin acompañarlo de previsiones de PIB ni una hoja de ruta para la reducción de la deuda neta.
Malas perspectivas electorales
La reacción negativa de los mercados financieros a ese plan, que hundió temporalmente la libra y disparó los intereses sobre la deuda soberana, ha motivado que muchos participantes en el congreso anual de este año opinen que su formación no puede ya ganar las próximas elecciones, previstas para 2024. Una encuesta difundida hoy por Comres, realizada entre 2.113 adultos entre el 30 de septiembre y el 2 de octubre, sitúa a los laboristas de Keir Starmer en cabeza de la intención de voto, con un apoyo del 50 % frente al 25 % que reciben los «tories». La portavoz de Economía laborista, Rachel Reeves, ha declarado que, pese a la capitulación de última hora, el daño por la política económica del Gobierno «ya está hecho», pues ya ha subido la prima de riesgo de la deuda, con efecto negativo para las finanzas públicas, y hay presión al alza sobre los tipos de interés y las hipotecas. Kwarteng, que ha rechazado dimitir por su caótica gestión durante su primer mes en el puesto, se ha comprometido a presentar un plan económico al completo, con previsiones de la Oficina de responsabilidad presupuestaria (OBR en inglés, supervisor de las finanzas públicas), en una intervención parlamentaria el 23 de noviembre. Sin embargo, su posición como canciller del Exchequer ha quedado debilitada, así como la de Truss, que el miércoles tratará de convencer a la base conservadora y a la nación de que es la persona adecuada para dirigir el Reino Unido.
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